Las tejedoras de las chinampas

Reconocidas en los contextos arqueológicos

Los estudios sobre las mujeres del pasado han sido abordados desde perspectivas asociadas a procesos simbólicos o vinculadas a la exaltación de valores como la feminidad, la fertilidad, la religiosidad y la maternidad. En pocas ocasiones se reconoce la contribución que tuvieron en la producción de bienes artesanales.

Este texto reconsidera una actividad importante hecha por mujeres: la producción textil, la cual durante el Posclásico (900-1521) trascendió a la producción doméstica de autoconsumo, al incrementarse la necesidad de manufacturar y tributar textiles tras la conquista de los mexicas sobre el área chinampera.

Si bien la importancia de los textiles en la economía del Posclásico se encuentra bien documentada, las condiciones de su producción no han sido lo suficientemente estudiadas. Por su naturaleza, la evidencia arqueológica de esta actividad es escasa, pues los productos textiles, al ser materiales orgánicos, no sobreviven al paso del tiempo.

La identificación de la producción textil, por lo general, se deduce a partir de la presencia de malacates que, dependiendo de su tamaño y peso, pudieron servir para hilar fibras de algodón o de ixtle. Sin embargo, la manufactura de textiles incluye una amplia gama de actividades o procesos de trabajo que comprenden desde la obtención de la materia prima (algodón, ixtle o pelo de conejo) hasta trabajos mucho más especializados como la decoración de las telas con diferentes pigmentos o bordados.

Por otro lado, se ha sugerido que la tecnología relacionada con este tipo de producción fue sencilla, pero la gran diversidad de procesos requeridos para la elaboración de un textil implicó conocimientos tecnológicos y la adquisición de habilidades para operar una gran cantidad de herramientas de trabajo.

Afortunadamente, estas actividades pueden ser reconocidas en los contextos arqueológicos mediante el análisis de los materiales recuperados en las excavaciones. La clave se encuentra en estudiarlos no de manera individual sino en conjunto, así podremos identificar el ciclo de actividades cotidianas que darán cuenta de la complejidad que tuvo la elaboración de estos artefactos.

Imagen: Mujer zapoteca hilando algodón (izquierda) y representación de una hilandera en el Códice Mendocino, f. 68r (derecha).

Fotos: Guillermo Acosta, BNAH

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Arqueología Mexicana,  “Las tejedoras de las chinampas”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, pp. 88-93.