Los hongos macroscópicos

Lilia Pérez Ramírez, Elvira Aguirre Acosta y Joaquín Cifuentes Blanco

¿Qué son, cómo viven y cómo se reproducen?

Los hongos no son plantas ni animales, son hongos y hasta tienen su propio reino: el reino Fungi; es uno de los grupos de eucariotes (organismos que presentan células con núcleo bien definido y delimitado por una membrana) más diverso de los seres vivos, y ocupan el segundo lugar después de los insectos. Pueden ser unicelulares, como las levaduras, filamentosos, como los mohos, o los que encontramos en el campo; estos dos últimos están conformados por hifas (células filamentosas que en conjunto forman un micelio, siendo éste el verdadero hongo). La pared de las células está conformada principalmente de quitina, lo que los hace más cercanos a los animales; tienen ergosterol, a diferencia de los animales, que presentan colesterol.

Estos organismos son heterótrofos y se alimentan por absorción; su reproducción es por medio de esporas, las cuales pueden ser asexuales, como los conidios, y sexuales, como las ascosporas y basidiosporas; aunque también se pueden reproducir por medio de otros propágulos, como esclerocios, rizomorfos, etc., que cuando se presentan las condiciones adecuadas empiezan a formar micelio nuevamente.

La rama de la ciencia encargada del estudio de los hongos es la micología (del griego mýkes = hongo + lógos > logía = tratado). La palabra hongo deriva del latín: fungus, sfungus y del griego: spóngos, sphóngos = esponja, en alusión a la consistencia carnosa-esponjosa de algunos hongos del género Boletus, conocidos comúnmente como pancitas o pambazos. El término setas se usa en general para los esporomas de los macromicetos agaricoides, principalmente de los comestibles, aunque también quedan comprendidas aquí las especies venenosas y psicotrópicas (Ulloa y Hanlin, 2006).

Respecto a la diversidad de macromicetos, se han hecho varias estimaciones a nivel mundial y la variación depende de los parámetros que se han utilizado, ya que hay autores, como Müeller et al. (2007), que mencionan que debe haber entre 53 000 y 110 000 especies, de las cuales se han descrito cerca de 22 000. En México, Guzmán (1998) cree que debe haber más de 200 000 especies, aunque se conocen alrededor de 4 500, e indica que la diversidad es mayor en los bosques tropicales y subtropicales que en los bosques de encinos y coníferas de zonas templadas, y menor en las zonas áridas. Sin embargo, Aguirre- Acosta et al. (2014) mencionan que el conocimiento de la diversidad de los hongos en nuestro país es aún incipiente y las cifras que han mencionado otros autores no reflejan con exactitud el número real de especies que se conocen.

 

Lilia Pérez Ramírez. Bióloga especialista en taxonomía de macromicetos. Laboratorio de Macromicetos, Facultad de Ciencias, UNAM.

Elvira Aguirre Acosta. Maestra en ciencias, Facultad de Ciencias, UNAM. Especialista en taxonomía de macromicetos, Instituto de Biología, UNAM.

Joaquín Cifuentes Blanco. Doctor en ciencias, Facultad de Ciencias, UNAM. Especialista en taxonomía de macromicetos. Laboratorio de Macromicetos, Facultad de Ciencias, UNAM.

 

Pérez Ramírez, Lilia et al. “Los hongos macroscópicos”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 87, pp. 20-25.