Los monumentos de Belice representan un variado e importante registro de sus antiguos reyes. Los glifos más tempranos datan del Preclásico Tardío, y los últimos se encuentran en murales del Posclásico pintados en vísperas de la conquista española. Es notable la diversidad y longevidad de los monumentos con inscripciones, los más tempranos de ellos fechados para 382 d.C. y los últimos para 884 d.C., durante el apogeo de la civilización maya. Asimismo, la variedad de los textos de los monumentos con inscripciones va desde un solo glifo hasta un texto excepcional con cerca de 260 bloques individuales de glifos. Sus propiedades físicas son igualmente sorprendentes: la estela más pequeña mide no más de 74 cm mientras que la más grande alcanza 9.3 m de altura; esta última es una de las estelas grabadas más altas y puede ser que nunca haya sido puesta en pie. La mayoría de los sitios tienen pocos monumentos, y menos aún con inscripciones. Sin embargo, los sitios relevantes –capitales de ciudades-Estado importantes– se distinguen por su abundante registro monumental. Los principales entre estos sitios son La Milpa, en el norte de Belice (con 22 estelas); Nim Li Punit, en el sur (con 21 estelas), y Caracol, en el centro (con 27 estelas y 26 altares).
Traducción: Gabriela Uruñuela Ladrón de Guevara.
Christophe Helmke. Profesor asociado de lenguas y culturas indígenas de las Américas, de la Universidad de Copenhague, Dinamarca. Especialista en sistemas de escritura mesoamericanos, ha realizado trabajos de campo arqueológicos y epigráficos en Belice, Guatemala y México.
Helmke, Christophe, “Los monumentos de Belice”, Arqueología Mexicana, núm. 165, pp. 44-48.