“Nuestros pequeños raspadores floridos”. Los raspadores musicales dentados y la materialización del sea ánia (mundo flor) yoeme
Raspadores con muescas de Mesoamérica y el Noroeste de México
Encontramos raspadores con muescas (en náhuatl omechicahuaztli) en sitios del Preclásico (Chalcatzingo), del Clásico (Teotihuacan y mayas), del Epiclásico (Cacaxtla, Teotenango) y del Posclásico Temprano y Tardío (Tula, Chichén Itzá, Mayapán, Cholula, Mitla, Tututepec, Tenochtitlan) asociados a mundos floridos con características culturales específicas.
Raspadores dentados de huesos humanos del Posclásico Tardío muestran iconos del Sol y la flor, incluyendo a Tonatiuh en un disco solar que desciende por las muescas del raspador mientras consume sangre. Los músicos que tocaban los raspadores “empujaban” activamente al Sol a lo largo de su camino. Algunos grupos con poca evidencia de mundos floridos, como los purépechas de El Palacio (Michoacán), usaban raspadores hechos de fémur, tal vez adaptando selectivamente prácticas de las culturas vecinas.
La deidad solar Xochipilli se vincula al alba, las flores, las guacamayas rojas, el venado, el maíz, los bufones y los raspadores dentados. En los códices Borgia (lám. 53) y Vaticanus B (lám. 96), Xochipilli aparece como una piel de venado (animal solar) marcada con los signos de los 20 días del calendario adivinatorio que lo vinculan a las curaciones. En el Códice Vindobonensis (lám. 24), el dios Nueve Viento (Ehécatl-Quetzalcóatl) toca un raspador de omóplato y fémur frente a Siete Flor-Xochipi.
Aquí, la cercanía que se aprecia entre una planta de maíz, una deidad de la lluvia (Dzahui) y un bulto mortuorio que canta podría relacionar los raspadores con predicciones respecto a la lluvia y las cosechas. Raspadores de fémur fueron enterrados con una efigie de Macuilxóchitl-Xochipilli en Tenochtitlan.
Imagen: a) Efigie de Macuilxóchitl-Xochipilli enterrada con un raspador de fémur humano, figuras de tambor y flautas floridas. Templo Mayor de Tenochtitlan. Foto: Archivo Digital de las Colecciones del MNA, INAH-CANON;
b y c) Huesos humanos incisos y dentados (del Posclásico Tardío del Altiplano Central de México) en los que se muestran motivos solares y floridos. Raspador con flor. Raspador con la cara de Mixcóatl, dios de la cacería. Dibujos: Michael D. Mathiowetz, basados en un dibujo de Hermann Beyer; d) Deidad mixteca Nueve Viento, con un raspador de omóplato y fémur sobre un resonador de cráneo, sentada ante Xochipilli Siete Flor. Cerca de esta escena, un bulto mortuorio cantante, una mata de maíz y una deidad de lluvia (Dzahui) sugieren que el raspador se usaba en los pronósticos de lluvia y del maíz. Códice Vindobonensis, lám. 24. Foto: John M. D. Pohl
Michael D. Mathiowetz. Doctor en antropología por la Universidad de California, Riverside. Investigador del Getty Research Institute. Es coeditor (con Andrew Turner) de Flower Worlds: Religion, Aesthetics, and Ideology in Mesoamerica and the American Southwest (2021, Universidad de Arizona) y coeditor (con John M. D. Pohl) de “Reassessing the Aztatlán World: Ethnogenesis and Cultural Continuity in Northwest Mesoamerica” (en prensa, Universidad de Utah).
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Mathiowetz, Michael D., “Nuestros pequeños raspadores floridos”. Los raspadores musicales dentados y la materialización del sea ánia (mundo flor) yoeme”, Arqueología Mexicana, núm. 181, pp. 34-42.