Cuando los conquistadores españoles vieron la plaza donde se colocaba el mercado de Tlatelolco quedaron asombrados por la cantidad y la calidad de productos que ahí se intercambiaban. Bernal Díaz del Castillo, cronista de la conquista, relata como se vendían miel y una golosinas que el llama “muégados”, perritos comestibles, mantas, pieles de animales, cuchillos y navajas de piedra que ahí mismo tallaban los artesanos, cerámica utilitaria y de lujo, y esclavos destinados al trabajo o al sacrificio. Habla también de los jueces del mercado y del orden y concierto que había en el mercado y lo compara con las ferias que se hacían en Medina del Campo, de donde era originario, “…donde se hacen las ferias, que en cada calle están sus mercaderías por sí, así estaban en esta gran plaza”. Maqueta del mercado de Tlatelolco. Sala Mexica, MNA
a) Animales comestibles.
b) Un guardia del mercado, guajolotes y culebras de agua y monte comestibles.
c) Semillas y chiles secos.
d) Semillas de maíz para el consumo y otras para la siembra.
e) Legumbres y frutos frescos.
f) Plumas, joyas de jade, objetos de cobre y oro.
g) Mantas, hilo, cacao como moneda.
h) Hierbas medicinales.
i) Representante de un dios.
j) Los jueces del mercado.
k) Esclavos para trabajo o para el sacrificio.
l) Cerámica utilitaria y suntuaria.
m) Perritos cebados y tortugas de agua dulce comestibles.
Tomado de Kenneth G. Hirth, “Los mercados prehispánicos. La economía y el comercio”, Arqueología Mexicana núm. 122, pp. 30-35.
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