Los grupos nahuas posteriores a Teotihuacan, al no saber quiénes habían construido la antigua ciudad, la atribuyeron a los dioses e, incluso, en ella ubicaron uno de los mitos principales: aquél que habla del nacimiento del Quinto Sol, el Sol del hombre nahua. Testimonio de esto son las peregrinaciones que hacían al lugar y el relato del mito en distintas fuentes como, por ejemplo, en la Leyenda de los Soles (Códice Chimalpopoca). Fray Bernardino de Sahagún habla de este mito y de la fundación de la ciudad en su Historia general de las cosas de Nueva España, en el Códice Matritense de la Real Academia y en el Códice Matritense del Real Palacio. De Teotihuacan los mexicas copiaron el trazo de la ciudad en cuatro cuadrantes o barrios principales que vemos en Tenochtitlan. Excavaron en Teotihuacan, como lo demuestran las más de 40 piezas procedentes de esta ciudad que se encontraron en el Templo Mayor mexica, y copiaron los templos con talud y tablero; asimismo, pintaron motivos que recuerdan algunos elementos típicamente teotihuacanos y tallaron esculturas del dios viejo que imitan las figuras encontradas en Teotihuacan.
Tomado de Eduardo Matos Moctezuma, “La arqueología de Teotihuacan”, Arqueología Mexicana, núm. 64, pp. 28-35.