Las flores en la poesía náhuatl
Xochitl toconcuetlahui in tlalticpac: “sólo como una pintura nos iremos borrando, sólo como una flor nos iremos marchitando en la Tierra”.
Y si la metáfora de las flores evoca de este modo a la muerte, bien vale recordar también que ellas aparecen como una de las pocas realidades que dan alegría en la Tierra:
Ximoquetza, xictzotzona in tohuehueuh,
In ma icniuhtlamacho
at on titlanehuico
zaniyo tacayeuh
ihuan toxochiuh.
Ponte de pie, haz resonar nuestro atabal.
Que se conozca la amistad,
aunque sólo tenemos prestados
nuestro cañuto de tabaco,
nuestras flores.
Ximoquetza titocniuh,
xoconcui moxochiuh huehuetitlan.
Ma melel quiza
Ca ximapana zan quetzalxochitli;
omaco mani
zan teocuitla cacahua xochitli.
Yérguete, tú, amigo nuestro,
toma tus flores en el lugar de los atabales.
Que salga tu amargura,
adórnate con ellas, las flores preciosas;
se están repartiendo
las flores de cacao, las de oro.
El canto que se ha citado proviene de otro manuscrito que se conserva en la Colección Latinoamericana de la Biblioteca de la Universidad de Texas, en Austin.
León-Portilla, Miguel, “Las flores en la poesía náhuatl”, Arqueología Mexicana, núm. 78, pp. 42-45.
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