San Pedro Tlatemalco, Metztitlán, Hidalgo. Los orígenes de la arquitectura agustina

Pablo Escalante Gonzalbo

En la iglesia de San Pedro Tlatemalco se perciben varias cosas: el piso, tan irregular, de tierra; la bóveda de cañón que cubre el edificio y que arranca muy cerca del piso; las ventanas de la iglesia, situadas a menos de un metro de altura del suelo, cuando lo habitual era que estuviesen a alturas de hasta diez metros y más.

 

En lo más alto de una colina, dominando buena parte de la vega del río Venados, se levanta el gran conjunto conventual agustino de Metztitlán, dedicado a Los Santos Reyes. Es uno de los conjuntos más impresionantes de cuantos se construyeron en el siglo XVI; su atrio es tan ostentoso como el de Izamal, Yucatán, tan amplio como el de Huaquechula, Puebla, y tan encumbrado como el de Molango, Hidalgo. Empezó a construirse hacia 1550 y no se concluyó hasta el segundo lustro de la década siguiente. Cuando hablamos del convento de Metztitlán es importante tener en cuenta que la fantástica obra que hoy vemos fue la última; la fase final de una historia que comenzó en 1537.

¿Dónde se ofició la misa y se enseñaron catecismo, música y las demás cosas a los indígenas de Metztitlán entre 1537 y 1567? En realidad, ésta es una pregunta que deberíamos hacernos frente a la mayoría de los conjuntos conventuales e iglesias del siglo XVI que visitamos. En los últimos años se ha ido desentrañando la historia de muchas de estas fundaciones y hemos podido reconocer que la construcción de uno o dos edificios antes de la obra definitiva fue algo muy común. Casi en ningún caso lo que vemos hoy coincide exactamente con el edificio que existió en fases más tempranas.

 

 “La Comunidad”

Pero regresemos a Metztitlán. Conscientes del hueco cronológico existente entre la fecha de llegada de los agustinos a la región y la conclusión de Los Santos Reyes, algunos de los grandes estudiosos de la arquitectura del siglo XVI, como Diego Angulo, John McAndrew y George Kubler, dirigieron la mirada a una edificación más modesta, conocida tradicionalmente como “La Comunidad”, consistente en un pequeño convento y una iglesia, cuyo techo se desplomó hace muchos años. La Comunidad se encuentra dentro del pueblo de Metztitlán, unos metros debajo de Los Santos Reyes, sobre la ladera y a más de 30 m sobre el nivel del lecho del río. Los tres coincidieron en señalar que La Comunidad había sido la primera edificación de los agustinos, iniciada en 1537. Curiosamente, sin embargo, los tres aceptan como un hecho que La Comunidad fue abandonada en 1539, debido a una inundación. Se apoyan en la tradición oral de la región, que se refiere al abandono de la primera iglesia de los agustinos en aquel año.

El problema, claro, es que al fijarse el abandono de La Comunidad en 1539, nos quedamos nuevamente con la pregunta sin responder (¿cuál fue el espacio de evangelización antes de 1567?); sólo se acorta el lapso en dos o tres años. Veamos otra opción.

Durante el siglo XVI los agustinos fundaron varias iglesias de visita a lo largo de la vega. Desde Metztitlán, acudían a ellas para administrar los sacramentos en los pueblos y rancherías que se encontraban a unos kilómetros de distancia de la cabecera. Solían hacerlo en mula. Estas iglesias de visita pueden verse todavía; algunas se encuentran en lo alto de los montes que forman la vega (como Tepatetipa, Hidalgo) y otras están en las laderas (como Xihuico, Hidalgo).

 

Pablo Escalante Gonzalbo. Historiador. Profesor e investigador en la unam. Se dedica al estudio de la cultura de fines de la época prehispánica y principios de la época colonial.

 

Escalante Gonzalbo, Pablo, “San Pedro Tlatemalco, Metztitlán, Hidalgo. Los orígenes de la arquitectura agustina”, Arqueología Mexicana núm. 127, pp. 20-27.

 

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