El tocado fue uno de los atributos que identificaban a las divinidades, a la vez que señalaban de algún modo su ámbito de acción. Un ejemplo claro al respecto es el tocado cónico de Quetzalcóatl en su advocación de dios del viento. De ese modo, las representaciones de los dioses en sí, las de sus sacerdotes y de quienes los personificaban en ciertos rituales llevaban el tocado que establecía la tradición.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.
Vela, Enrique (editor), “Tocados divinos”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 66, pp. 38-41.
