Beatriz Quintal Suaste
El descubrimiento de cinco mascarones que, en el Clásico Temprano, decoraban el edificio llamado la Pirámide, constituye uno de los resultados más significativos de los trabajos arqueológicos llevados a cabo en los últimos años en Acanceh. La interpretación de estos mascarones, emblemáticos del poder de los gobernantes del lugar, en combinación con otros datos, ha proporcionado información que no sólo muestra la verdadera complejidad del asentamiento, sino que permite tener una mejor perspectiva sobre su desarrollo histórico y cultural.
El sitio arqueológico de Acanceh se localiza en la población del mismo nombre, entre construcciones coloniales y modernas, a 25 km al sureste de la ciudad de Mérida, Yucatán. Su nombre, según el Diccionario Maya Cordemex, significa “gemido de venado”, de akan, “gemido”, y keh, “venado”. También se menciona que es el nombre de una planta medicinal que no ha sido identificada.
Acanceh ha sufrido los embates del urbanismo actual; no obstante, cuenta con dos estructuras monumentales abiertas al público: la Pirámide y el Palacio de los Estucos. La Pirámide está conformada por tres cuerpos escalonados asentados sobre una plataforma cuadrada de 32 m por lado y un metro de altura. A 300 m al sureste de la Pirámide se encuentra un basamento de 50 m por lado y una altura de ocho metros, aproximada mente, en el que se asientan varios edificios y la estructura conocida como Palacio de los Estucos.
El registro reciente del resto de las estructuras prehispánicas, dentro de la población y en áreas aledañas al espacio urbano actual, nos permite inferir su extensión. Se calcula que el asentamiento prehispánico tiene una superficie aproximada de 3 km2. Hasta ahora, en tres temporadas (1996, 1997 y 1998), se ha elaborado el mapa de 85% del sitio y se han registrado 300 estructuras de distintas clases. Los restos arqueológicos de Acanceh muestran la complejidad económica, política y religiosa que el asentamiento alcanzó a lo largo de su historia.
Durante las temporadas de trabajo de campo de 1997 y 1998 se excavaron y restauraron tanto la Pirámide como el Palacio de los Estucos, ambos localizados en el centro de la población.
Los mascarones de la pirámide
La Pirámide es una subestructura que originalmente estuvo decorada con mascarones modelados en estuco y ubicados en ambos lados de las cuatro escalinatas, a la altura del tercer cuerpo: ocho mascarones en total. Dos de ellos fueron registrados en 1908 cuando Teobert Maler ordenó retirar el escombro de
la fachada sur de la estructura para fotografiarla. Estos mascarones, al no ser consolidados, se destruyeron con el paso del tiempo. Al liberar los costados restantes, durante las temporadas 1997 y 1998, fueron localizados dos mascarones en el lado oeste (mascarones 2 y 3), dos en el lado norte (mascarones 1 y 4) y uno en el lado este (mascarón 5). Por las exploraciones realizadas se supone que el compañero de este último se encuentra en el lado sureste.
Varias partes de la subestructura aún conservan gruesos recubrimientos de estuco con restos de pintura roja, lo que indica la posibilidad de que toda la subestructura estuviera estucada y pintada de ese color. Las construcciones de las etapas tardías que cubrieron la Pirámide se encontraron en condiciones deplorables; sin embargo, se consolidaron estas partes en sus costados este, norte y oeste, en los que probablemente también estuvieron estucadas. En la parte superior de la estructura se registraron los vestigios de una pequeña habitación. A excepción de esta última, el resto de la Pirámide corresponde al denominado estilo Petén.
Beatriz Quintal Suaste. Arqueóloga. Investigadora del Centro INAH Yucatán y directora del proyecto Investigación y Restauración en el Sitio Arqueológico de Acanceh, Yucatán.
Quintal Suaste, Beatriz, “Los mascarones de Acanceh”, Arqueología Mexicana núm. 37, pp. 14-17.
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