La Casa Real de Tenochtitlan
Axayácatl fue el sexto tlatoani de Tenochtitlan y gobernó entre 1469 y 1481. Llegó al poder gracias al pacto que establecieron sus antecesores en el cargo –Itzcóatl y Moctezuma Ilhuicamina–, abuelos paterno y materno de Axayácatl. En cuestión de sucesión, ese pacto incluía que los destinados a suceder a ambos en el gobierno de la ciudad no iban a ser sus respectivos hijos sino sus nietos, Axayácatl, Tízoc y Ahuízotl, fruto del matrimonio acordado entre Tezozómoc (hijo de Itzcóatl) y Atotoztli (hija de Moctezuma Ilhuicamina). Por tanto, sería Atotoztli la destinada a garantizar la legitimidad necesaria de los descendientes de Itzcóatl, estigmatizados a raíz del matrimonio de este tlatoani con una mujer de baja condición social, tal como vimos al analizar su figura.
Si una cosa caracteriza al gobierno de Axayácatl son las conquistas que hizo en varios frentes y la compleja red de alianzas matrimoniales que estableció con las nobles de varias casas señoriales, como medio eficaz para obtener tierras que garantizaran los tributos, la mano de obra para el trabajo público, el servicio personal, e incluso la guerra con la cual llevar a cabo su expansión territorial. Las fuentes describen que Axayácatl iba a algunas de estas guerras vestido con la piel de los sacrificados a Xipe, portando un tocado de plumas verdes (quetzalpatzactli) y tocando un tamborcito de yopi. Entre estas empresas cabe destacar la entrada que hizo a la Huasteca para concluir la campaña iniciada por su antecesor en la región, o las batallas que emprendió en el valle matlatzinca, siendo en el pueblo de Xiquipilco donde lo hirieron de gravedad en la pierna. Nos dice fray Diego Durán que los prisioneros que se tomaron en estas batallas fueron sacrificados en la fiesta de tlacaxipehualiztli, en honor a Xipe, y que tras una serie de rituales los terminaban de sacrificar en la Piedra del Sol. Ahora bien, el peor acierto de Axayácatl fue la poco exitosa conquista de Michoacán, en la que sufrió muchas bajas; su mayor logro, la toma de Tlatelolco en 1473, en la que derrotó y mató a su señor Moquíhuix, casado con su hermana Chalchiuhnenetzin. Algunos documentos argumentan que Moquíhuix la maltrataba y por eso le declaró la guerra, sin embargo, no puede ignorarse que uno de los principales motivos que la debió desencadenar fue la prosperidad económica de la que gozaba Tlatelolco y el anhelo tenochca por controlar el corredor económico hacia la Mixteca, del que se habló en el número anterior de esta revista.
No era la primera vez que los tlatelolcas sufrían graves percances a manos de los tenochcas, pero todo apunta a que fue tras esta derrota cuando se vieron privados de su señorío y pasaron a integrarse a Tenochtitlan, en ese otro afán de los tenochcas por ir diluyendo la identidad chichimeca-tepaneca de esa casa real para integrarla a la culhua- tolteca de la suya. Por ello no parece ser fortuito que a partir de este momento comenzaran a predominar los matrimonios intradinásticos, y que tras el fallido enlace de Chalchiuhnenetzin, fuera la hija de Moquíhuix la que ahora se casara con Ahuízotl, otro de los hermanos de Axayácatl y uno de los miembros más importantes de la casa real de Tenochtitlan. Cuauhtémoc, el hijo de ambos, fue el resultado de esos planes y la prueba de ello es que en los momentos más críticos de la conquista fuera aceptado por tenochcas y tlatelolcas.
Axayácatl también tejió una compleja red de alianzas matrimoniales, con la particularidad de que a algunos de sus hijos los colocó al frente de los pueblos de los que eran originarias sus madres. Los hijos más renombrados fueron los que, según algunas fuentes, procreó con una mujer de Itztapalapa: Moctezuma Xocoyotzin y Cuitlahua. El primero, por ser el señor de Tenochtitlan cuando llegaron los españoles; el segundo, por suceder a su hermano cuando éste murió de la pedrada que se dice le asestó su pueblo. Sin embargo, otro hijo importante fue Ixtlilcuecháhuac, tlatoani de Tula y padre de doña María Miahuaxóchitl, que sería una de las esposas de Moctezuma Xocoyotzin. También Tezozómoc Acolnahuácatl, tlatoani de Azcapotzalco-Mexicapan, cuyos vástagos fueron los gobernantes de importantes señoríos en la conquista o durante el periodo colonial.
Algunas fuentes aportan pruebas de la adscripción del linaje de Axayácatl con la parcialidad de San Sebastián Atzacualco de Tenochtitlan.
Eso explica que cuando su hermana se casó con Moquíhuix, llevara como dote algunas tierras de esta parcialidad, o que cuando tras la conquista hizo la traza de la nueva ciudad colonial, Hernán Cortés le diera a don Pedro Moctezuma, hijo de Moctezuma Xocoyotzin, la parcialidad de Atzacualco, donde éste tenía su casa y donde varios miembros de este linaje seguían viviendo durante buena parte del periodo colonial.
María Castañeda de la Paz. Doctora en historia por la Universidad de Sevilla, España. Investigadora del IIA de la UNAM. Estudia la historia indígena prehispánica y colonial del Centro de México, y se especializa en la nobleza, la heráldica, la cartografía y los códices históricos indígenas.
Castañeda de la Paz, María, “Axayácatl”, Arqueología Mexicana núm. 148, pp. 18-19.
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