En la primera viñeta aparece una deidad “extranjera” sentada al estilo centromexicano y provista de un collar de conchas, un quetzal (k’uk’) sobre la nuca y espalda, así como una serpiente (kaan) en la mano izquierda, lo que sugiere –según Villacorta y Villacorta (1930)– que se trata de K’uk’ulkaan, la ‘Serpiente Emplumada’, quien entre otras cosas era un dios del viento [a] (véase Nájera, 2015). Es por eso que el augurio arriba de ella versa como sigue: pe[h]kaj tuchich Ik’(?) Ik’(?), ma[’ u]tzil umu’uk, ‘fue atronado en la palabra del [dios] Ik’(?) Ik’(?), no es bueno su anuncio’. Llama la atención que en los libros coloniales de Chilam Balam se usa exactamente la misma frase para augurios semejantes: <ma utzil>, ‘no es bueno’.
Del mismo modo, en la viñeta dos, ubicada al lado derecho, observamos al anciano dios B [b] o de la lluvia sobre fondo verde o azul maya, acompañado por una frase de estructura similar: pe[h]kaj [tuchich] Bolon Tz’ak Ajaw Chaak, hel(?) ox wi’[il], ‘fue atronado en la palabra de Chaak, Señor de las Innumerables Sucesiones, [el augurio es] holgura(?), mucha comida’. En la tercera escena observamos al anciano dios N [c]. El augurio (3) se encuentra muy dañado, pero podemos reconstruirlo confiablemente como [pehkaj tuchich …] Kan Itzam Tuun […], ‘fue atronado en la palabra de… Kan Itzam Tuun…’.
La raíz verbal de las frases de este largo almanaque siempre es pek, ‘alborotar, atronar, hacer ruido, relampaguear, sonar, tañer, tocar campana’ o ‘tronar’ que, aunque es yucatecana, recibe una flexión pasiva cholana (Lacadena, 2004), mezcla lingüística que es propia de los pocos códices mayas conocidos (Wald, 1994; Lacadena, 1997; Bricker, 2000; Vail, 2000). Por su parte, el término chich equivale a ‘palabra, discurso, razón’ o ‘sermón’.
Erik Velásquez García. Doctor en historia del arte por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde imparte asignaturas sobre arte prehispánico y epigrafía maya. Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, especialista en arte y escritura jeroglífica maya. Forma parte del equipo de profesores de los Maya Meetings de la Universidad de Texas, Austin.
Tomado de Erik Velásquez García, “Página 4 (Escriba 2). Almanaques misceláneos, serie II”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 67, pp. 20-21.