El hipermito incluye el largo trayecto de los dioses desde su existencia original en el paraíso de Dios Padre y Diosa Madre hasta su permanente conversión en criaturas mundanas que, como individuos, se van extendiendo sobre la Tierra y bajo los rayos del Sol. Es una sucesión de etapas que van transformando la calidad divina. Una de estas etapas –se ha mencionado repetidamente– es la que muestra a los dioses hijos expulsados del paraíso como seres sin credo, sin ley, sin cultura, cubiertos de pieles, ignorantes del uso del fuego, libidinosos, incestuosos, pendencieros, asesinos, caníbales, que logran convertir su época en un periodo de terror y angustia. Los abundantes mitos que eligen como escenario esta agobiante situación suelen incrementar el horror de la audiencia para glorificar, por contraste, la obra correctiva del primer dios convertido en criatura. Así se exaltan el nacimiento imprescindible de un orden radical, la destrucción total de lo existente que da paso a la ley, aunque ésta sea rígida y aunque el rector sea un tirano. No importa que todos los dioses tengan que ser barridos de la superficie terrestre y lanzados a la oscuridad absoluta de un mundo helado que no tiene puertas ni ventanas: la Región de la Muerte. ¡Todo sea por la gloria del Sol!

Como puede suponerse, los mitos que suelen situarse en este contexto son los que narran el origen del Sol y de la Luna. El etnólogo Miguel Alberto Bartolomé ha hecho notar que un crecido e importante conjunto de este tipo de mitos se concentra en Oaxaca, entre los hablantes de lenguas pertenecientes a la familia otomangue. Paradójicamente estos mitos tienen al mismo tiempo una gran semejanza entre sí en lo que toca a su estructura narrativa, argumento central, personajes, episodios e incoaciones míticas, y una variedad enorme de episodios. Son relatos muy complejos, con componentes que, pese a su frecuente repetición en la diversidad de las versiones, contienen oscuras referencias tras las que se adivina una trascendente concepción cósmica que hasta ahora no ha sido suficientemente develada.

Alfredo López Austin. Doctor en historia. Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

López Austin, Alfredo, “Los personajes crueles”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 92, pp. 52-57.