Los ‘2000 dioses’ de los mexicas. Politeísmo, iconografía y cosmovisión
Dioses, tiempo y espacio
Uno de los propósitos de los calendarios –el solar de 365 días y el adivinatorio de 260 días, ambos plasmados en códices– era determinar los momentos y los espacios más adecuados para interactuar con los dioses. Por esa razón los manuscritos pictográficos proporcionan abundantes datos sobre la organización espacio-temporal de los dioses, como lo ilustra el cosmograma de la primera página del Códice Fejérváry-Mayer: se representa en el centro a Xiuhtecuhtli, dios del fuego y del año, rodeado por ocho deidades asociadas con cuatro árboles que marcan las cuatro direcciones. En esta compleja lámina aparecen también signos del calendario adivinatorio de 260 días (tonalpohualli) organizados en trecenas, los cuatro portadores del año solar y algunos otros elementos calendáricos. En el Códice Vaticano A o Códice Vaticano-Latino 3738 se plasmaron tanto los cielos como los niveles del inframundo; estos últimos habitados por varias deidades, advocaciones de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. Otros manuscritos pictográficos asocian a los dioses con distintos segmentos temporales (como patronos de los días, señor de la noche, patrón de las trecenas), o con diversos oficios y rituales (deidades de los mercaderes, rituales de nacimiento, pronósticos para los matrimonios, etcétera).
Una misma deidad puede aparecer en distintas secciones de determinado códice, cada vez con un significado diferente que se refleja en los cambios de su indumentaria. Por ejemplo, Tezcatlipoca reviste la piel de un jaguar cuando aparece como Tepeyóllotl, “corazón del cerro”, patrón de trecena; como Itztli, uno de los señores de la noche, ostenta la forma de un pedernal; cuando se le representa como dios del destino, rodeado de los 20 signos de los días, ostenta sus atavíos característicos, entre los cuales destaca el espejo que sustituye su pie arrancado. Ahora bien, una deidad como Tláloc se presenta de distintas maneras en una misma sección: lo encontramos bajo no menos de diez aspectos (en los que se añaden atavíos de otras deidades a los propios de Tláloc) en dos láminas del Códice Borgia, cada representación asociada con un signo de día y con un año, con un rumbo cósmico, con un tipo particular de lluvia y con variados pronósticos para el cultivo del maíz.
Guilhem Olivier. Doctor en historia. Investigador en el Instituto de Investigaciones Históricas y profesor en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
Olivier, Guilhem, “Los ‘2000 dioses’ de los mexicas. Politeísmo, iconografía y cosmovisión”, Arqueología Mexicana, núm. 91, pp. 44-49.
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