Esta vasija de cerámica es, por su fina manufactura y su peculiar forma, una de las piezas más interesantes del Preclásico y aunque se conocen unos cuantos ejemplos más de su tipo, ésta es la única recuperada en contexto arqueológico. Se trata de un individuo en una postura que ha sido relacionada con la práctica de un juego ritual o el consumo de algún psicotrópico. Si atendemos a su contexto –el entierro 154, con una ofrenda que contiene elementos como espejos de hematita y objetos de cuarcita, asociados a ritos de paso– y a ciertas características de la pieza se puede suponer, como me lo comentó Alfredo López Austin, que representa a un ser en tránsito entre distintos ámbitos. Así lo sugiere la posición descendente del cuerpo y el hecho de que lleva dos tipos de peinado que indican una oposición simbólica. El pelo chino se relaciona con el inframundo mientras que el pelo lacio o liso está relacionado con el Sol, es decir con el ámbito celeste.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique, “5. Contorsionista. Tlatilco, Estado de México”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 96, pp. 20-21.