El guajolote. Un viaje desde Mesoamérica al mundo
Se puede señalar que en el Pleistoceno Tardío, los registros del guajolote norteño son congruentes con la distribución natural en el norte del Altiplano de México, en regiones con clima templado. Esto nos sugiere que dicha especie pudo ser parte de los escenarios ambientales que conocieron los primeros pobladores.
Tampoco se sabe con certeza en qué momento llegó a la Cuenca de México; por lo menos en las localidades más tempranas del área, ca. 45000 a.p., el guajolote norteño no aparece en los registros. Mientras que en el caso del guajolote ocelado se desconoce su distribución, aunque un uso intenso por parte de las distintas culturas originarias, que incluían la función alimentaria y simbólica.
En el Clásico y el Posclásico aparece ya en todas las regiones culturales de Mesoamérica: Occidente, zona maya, costa del Pacífico y del Golfo, así como en el Norte de Mesoamérica. Además de las funciones antes señaladas, se ha documentado su uso como materia prima de herramientas y la utilización de ciertas partes del organismo con funciones terapéuticas.
En algunos sitios como Teotihuacan y el área maya, se han registrado grandes cantidades de huesos, hasta llegar a centenas, lo que nos sugiere un uso intensivo, además de su fácil adquisición, mediante comercio o crianza. Además, gracias a las crónicas sabemos que se demandaban como tributo cantidades importantes de guajolotes. Esto sugiere que algunos poblados se dedicaran a la crianza, aunque no se ha encontrado aún evidencia de ello.
Imagen: Propuesta de la distribución del guajolote norteño (Meleagris gallopavo) y sus subespecies, así como su relación con la vegetación local en América. Elaboración: Claudia I. Alvarado León y Eduardo Corona-M., con datos de Dickson (1992) y Natureserve (2021). Vasija de guajolote. Acayuca, Hidalgo. Museo Nacional de Antropología. Archivo Digital de las Colecciones del MNA, INAH-CANON.
Eduardo Corona-M. Doctor en paleontología por la Universidad Autónoma de Madrid y profesor investigador del Centro INAH Morelos, miembro del SNI-Conacyt. Sus principales proyectos y publicaciones se relacionan con las interacciones humano-fauna en el Cuaternario y en particular con la domesticación animal en Mesoamérica.
Corona-M., Eduardo, “El guajolote. Un viaje desde Mesoamérica al mundo”, Arqueología Mexicana, núm. 176, pp. 32-37.