Tira de la Peregrinación (Códice Boturini)
Según Robert H. Barlow, se trata de una pictografía que es “la más notable y seguramente la más antigua” . Con trazos sencillos, en una monocromía, se ilustró la salida de Aztlan como la primera escena. Los elementos iconográficos corresponden a seis símbolos de casa (calli), interpretados como calpullis o grupos barriales. Se muestra una mujer noble (cihuapilli), cuyo nombre se compone de un escudo, por lo que se la ha nombrado Chimalman (escudo extendido). Ella aparecerá nuevamente como una teomama, portadora de un bulto sagrado, que contiene los restos simbólicos de una deidad patrona.
Junto a ella se registró un personaje masculino, sin identidad, vestido con una tilma. En medio de esta isla se identifica un adoratorio, en forma de pirámide de cuatro cuerpos y una escalinata. Una flecha, con pluma y plumones, y el glifo de agua se dibujaron en la parte superior de esta edificación de tamaño desconocido. Existen varias interpretaciones de este conjunto. Nos inclinamos por reconocerlo como Amímitl, previamente identificado por Barlow.
Es un dios con características chichimecas y lacustres al mismo tiempo. En los Primeros Memoriales de fray Bernardino de Sahagún, aparece el dios con el color blanco y rayas negras en su cuerpo, un chitahtli, especie de huacal confeccionado con redes, que servía de cuna y para transportar el “menaje migratorio”. En su mano derecha sostiene una flecha, con plumón y pluma, a la que se le da el nombre de tzihuactlacochtli (dardo de tzihuactli), un arbusto que crece en medio de las rocas.
La siguiente escena corresponde a un personaje masculino con el cabello arreglado a la manera sacerdotal y con una tilma. Parado y remando en una canoa, se dirige de la isla descrita con anterioridad hacia una ribera. En tierra firme se colocó el glifo calendárico de 1 técpatl (pedernal), fecha de nacimiento de Huitzilopochtli, quien se localiza en el interior de un cerro torcido (Colhuacan), con un yelmo de colibrí, y acomodado en un nicho de acxóyatl (ramas de oyamel).
La deidad tutelar se acompaña de volutas de la palabra. Una línea de huellas de pies conecta Aztlan con Colhuacan, y continúa hacia las siguientes escenas. La presencia de Huitzilopochtli en el interior del cerro torcido manifiesta su futura y estrecha relación con este lugar. La excan tlatoloyan o hueitlatocáyotl (Triple Alianza) se dividió en tres poderes: el Chichimecatecuhtli (Tetzcoco), el Colhuatecuhtli (Tenochtitlan) y el Tepanecatecuhtli (Tlacopan o Tacuba). Son los tenochcas los herederos legítimos del poder de Colhuacan.
Imagen: Huitzilopochtli, quien se localiza en el interior de un cerro torcido (Colhuacan), con un yelmo de colibrí, y acomodado en un nicho de acxóyatl (ramas de oyamel). Tira de la Peregrinación (Códice Boturini), lám. 1. El dios Amímitl. Primeros Memoriales de fray Bernardino de Sahagún, f. 28r. Fotos: BNAH.
Xavier Noguez. Licenciado y maestro en historia por la UNAM. Doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad de Tulane. Profesor-investigador de El Colegio Mexiquense. Sus áreas de investigación son los códices del Centro de México y los orígenes de la tradición guadalupana. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.
Noguez, Xavier, “Imágenes de Aztlan”, Arqueología Mexicana, núm. 178, pp. 10-15.