Entre las comunidades no agrícolas del norte de México, los comcaac desarrollaron un sistema de tiempo muy distinto de los que aparecen en Mesoamérica, el cual es reflejo de su apego hacia el mar, el desierto y las estaciones.
Al parecer, este mito originalmente provenía de un códice que le fue mostrado a fray Andrés de Olmos, uno de los misioneros y evangelizadores más destacados durante el periodo colonial temprano.
Con la utilización de un escáner de luz estructurada realizaron un modelo tridimensional digital del cráneo, la mandíbula y algunas otras piezas óseas de “Naia”, que permitirá investigar el ejemplar sin poner en riesgo los restos óseos.
“Cholula” o “Cholollan” es admitida por varios expertos como “lugar de la huida”, en relación con los tolteca-chichimeca que salieron huyendo de Tollan.
Los esqueletos e imágenes de calaveras se encuentran sobre todo en dos contextos: escenas de cautiverio y sacrificio o retratos y personificaciones de seres sobrenaturales o deidades.
La comunidad prehispánica de Copalita contaba ya con un sistema de escritura, un sistema calendárico y una organización social y político-religiosa muy compleja.