19. Coatlicue. Ciudad de México

Enrique Vela

Esta monumental escultura sintetiza no sólo las habilidades artísticas de los mexicas, sino su concepción del mundo y sus criaturas. Sin duda estamos ante una de las grandes obras de la época prehispánica. Representa a una Coatlicue, “la de la falda de serpientes”, y posee una complicada iconografía que alude a su carácter telúrico y a su papel de deidad creadora.

Es un ser relacionado con lo terrestre y lo celeste, con la vida y con la muerte, con el sacrificio y la regeneración. No deja de sorprender que una obra de estas características no sea única: la Coatlicue que ahora admiramos en el Museo Nacional de Antropología es una de cuatro esculturas de similares dimensiones que se localizaban en las cuatro esquinas de la cima del Templo Mayor de Tenochtitlan, las tzitzimime ilhuicatzitzquique, diosas cuya responsabilidad era sostener el cielo.

 

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Vela, Enrique, “19. Coatlicue. Ciudad de México”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 96, pp. 48-49.