Entre los zapotecos las tumbas eran un medio para expresar la posición social que en vida tuvieron los individuos sepultados, pero también contribuían a la cohesión social por medio del culto a los ancestros. En las tumbas se enterraba sucesivamente a los miembros de una familia, y ofrendas y decoraciones, con notable frecuencia, aludían a los lazos sanguíneos entre los personajes sepultados y los vivos, quienes les rendían culto. Las urnas eran parte de ese esquema y de hecho se cuentan por cientos y son esenciales para acercarse a la cosmovisión zapoteca. La llamada Urna de 8 Temblor es un magnífico ejemplo. La urna que aquí se muestra fue encontrada en el Edificio 6 de Atzompa –un sitio relacionado con Monte Albán– y representa, según su descubridora, Nelly Robles, al señor 8 Temblor, el primer gobernante del lugar. La pieza fue depositada en su tumba y destaca por su tocado de lagarto, que indica que es un xicani o nigromante, un mediador entre lo terrenal y los dioses.

Imagen: Urna. Atzompa, Oaxaca. Clásico. Museo comunitario de Santa María Atzompa. Foto: Oliver Santana / Raíces.

Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Vela, Enrique, “23. Urna de 8 Temblor. Atzompa, Oaxaca”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 96, pp. 56-57.