La relación con las marismas ha marcado sin duda a los habitantes del municipio de Escuinapa a lo largo de la historia; es el medio en el cual se ha vivido y trabajado, desarrollando técnicas para hacer más eficiente su explotación e incluso mediatizando el ambiente a partir de un sistema de creencias, mitos y rituales. Durante el estío la práctica de la extracción de sal ha sido una actividad muy importante. Su explotación comenzó en la época prehispánica, con dos periodos de intensificación entre 500 y 750 d.C., y luego desde 900 d.C. hasta la llegada de los españoles a la región en 1530-1531. Mantuvo su importancia durante la Colonia hasta por lo menos los sesenta del siglo pasado, pero ahora es una actividad prácticamente extinta.
La investigación arqueológica en las marismas de Escuinapa
Las marismas de Escuinapa son quizá la zona más investigada arqueológicamente del estado de Sinaloa. Se han registrado casi 200 sitios arqueológicos, la mayor parte concheros y asentamientos habitacionales, pero también más de 55 ranchos salineros y 7 sitios cuyas estructuras arquitectónicas se construyeron con concha de molusco.
De estos últimos, tres los hemos interpretado como centros ceremoniales: El Calón, El Macho e Isla del Macho. El Calón es un cono truncado de más de 80 m de diámetro en la base y una altura superior a los 20 m. Situado en medio del manglar, para su construcción se requirieron casi 280 millones de conchas. Entre los hallazgos en su cima destaca una figurilla antropomorfa que representa a una mujer embarazada y en posición sedente (¿en posición de parto?), así como tres pequeños falos de piedra.
M. Foster y S. Scott consideran que fue erigido entre 2400 y 2200 a.C., y que se agrandó entre 1600 y 1200 d.C., lo que lo convertiría en la estructura ceremonial más temprana de América; sin embargo, yo sitúo su construcción entre 500 y 750 d.C. Por su parte, El Macho consiste en una plataforma alargada de más de 40 m de largo por 10 de ancho y una altura superior a los 6 m, mientras que en Isla del Macho hay una cancha para el juego de pelota. Al parecer ambos son posteriores a 900 d.C. De los 55 “ranchos” salineros registrados hasta ahora, sólo cuatro los podemos situar en la época prehispánica: Salinas de Cristo Rey, Salinas de la Isla del Bosque, Panzacola y Las Cabras.
Sobresale Panzacola, conformado por siete montículos de tierra extraída del propio pantano. Entre las dos estructuras alargadas del sur está la huella, apenas visible, de una pileta; por eso es probable que, además de funcionar como salinera, también se efectuaran ahí, como en El Calón, fiestas año tras año, al menos al inicio o fin de cada temporada de la captura de camarón, la recolección de moluscos, la caza de aves y, por supuesto, la extracción de sal. Todas ellas coinciden, grosso modo, con los equinoccios y solsticios.
Luis Alfonso Grave Tirado. Arqueólogo por la ENAH, maestro y doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador del Centro INAH Sinaloa, miembro del SNI, nivel 1. Desde 1998 investiga las actividades productivas y los procesos de cambio en el sur de Sinaloa.
Grave Tirado, Luis Alfonso. “Arqueología y etnohistoria de las salinas de Escuinapa, Sinaloa”, Arqueología Mexicana, núm. 158, pp. 52-57.
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