Entre los hallazgos del Proyecto Templo Mayor destacan los incontables restos óseos recuperados en las ofrendas y en los rellenos constructivos, que corresponden a dos tipos de rituales: funerarios y sacrificiales. Los primeros se realizaban para socializar la pérdida de los individuos, disponer de sus cuerpos y garantizar la llegada del “alma” a la geografía funeraria correspondiente. En cambio, en los rituales sacrificiales los individuos y la fauna eran una ofrenda más.
Los rituales funerarios en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Gracias al desarrollo de novedosas técnicas de análisis en la osteología y la antropología forense, se analizaron siete sepulturas. A partir del estudio de los restos cremados y los objetos asociados se documentaron tres tipos de cremaciones. El primero corresponde a dos urnas, una de ellas decorada con la imagen de Mixcóatl y la otra de Tezcatlipoca; en cada urna se depositó un individuo adulto del sexo masculino. Las características biológicas de estos personajes, la iconografía de las urnas y su cercanía al monolito de la diosa Coyolxauhqui apoyan la hipótesis propuesta por Eduardo Matos Moctezuma: se trataría de guerreros fallecidos durante la guerra. Éstos fueron cremados en piras separadas, acompañados de modestas ofrendas. Un caso diferente son las sepulturas encontradas en el lugar más sagrado de Tenochtitlan: el adoratorio de Huitzilopochtli. En este espacio se excavaron cuatro urnas funerarias: correspondían únicamente a dos individuos, cada uno en dos recipientes. Las urnas en las que se depositaron son tan pequeñas que sólo contenían una pequeña parte del esqueleto: una suerte de reliquia. Los demás huesos de estos importantes personajes habrían sido depositados en otros lugares. Finalmente, la ofrenda 3 corresponde a un área de actividad muy peculiar, sepultada en la plataforma: es el lugar donde se depositaron los residuos del fondo de la pira, tal y como lo sugieren lo restos de carbón y de tejidos blandos carbonizados.
Sacrificio humano y tratamientos mortuorios en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Los restos recuperados en el marco del Proyecto Templo Mayor vinculados con esta práctica corresponden a poco más de 150 individuos. No obstante, es necesario precisar que este espacio sagrado no fue el lugar destinado para sepultar a todas las víctimas sacrificiales. En el Templo Mayor únicamente se inhumaron infantes dedicados a los dioses de la lluvia y de la guerra, así como cabezas humanas. Estas últimas fueron colocadas con dos propósitos principales: consagrar las ampliaciones del edificio y representar efigies de deidades en las ofrendas. Las primeras eran inhumadas poco después de la muerte de los individuos. En cambio, la mayoría de las efigies no fueron preparadas para ser depositadas inmediatamente en las ofrendas. Estos cráneos fueron descarnados y algunos de ellos se exhibieron en el tzompantli, en tanto que otros pudieron ser utilizados en diferentes rituales antes de ser enterrados. El perfil biológico de los individuos decapitados contradice la idea de que se trataría de guerreros enemigos: hombres, mujeres y niños fueron inhumados en los depósitos rituales. Esto sugiere diferentes formas de obtención de víctimas sacrificiales: la guerra, el tributo y la compra de esclavos.
La ofrenda de vida: sacrificio humano y de fauna en la plaza oeste, al pie del Templo Mayor. Actualmente trabajo en una investigación para obtener el grado de doctor en antropología física por la Tulane University, bajo la supervisión de John Verano. Ésta se centra en el sacrificio de seres humanos y de animales, a partir del análisis biológico y tafonómico de los restos encontrados durante la séptima temporada del Proyecto Templo Mayor, en la plaza ubicada al pie del edificio. Estos contextos reflejan una variabilidad en los tratamientos postsacrificiales no documentada previamente en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Este proyecto ha recibido apoyo del Departamento de Antropología, el Stone Center for Latin American Studies y el Middle America Research Institute (MARI), de la Tulane University.
Ximena Chávez Balderas. Arqueóloga. Maestra en antropología física y candidata al doctorado por la Tulane University. Investigadora del Proyecto Templo Mayor.
Chávez Balderas, Ximena, “Bioarqueología de los rituales funerarios y de sacrificio”, Arqueología Mexicana, edición especial, número 56, pp. 71-72.