Del otro lado de la Sierra Nevada, en el flanco oriental del Popocatépetl, Tetimpa, Puebla, presenta una preservación excepcional de contextos primarios sellados por la ceniza de una descomunal erupción del volcán en el siglo I de nuestra era. Las 27 casas que hemos explorado ahí fueron ocupadas entre 700 a.C. y 50 d.C., cada una comprende de 150 a 250 m cuadrados y sólo unas pocas alcanzan casi 500 m cuadrados. A pesar de la variación en tamaño y en calidad de construcción, la mayoría sigue un formato estándar, que consiste de tres cuartos de bajareque, cada uno sobre su propia plataforma con talud-tablero, que delimitan a un patio.
La habitación central era invariablemente la más grande y su plataforma la más alta; aquí se guardaban los incensarios y otros objetos para el culto doméstico, y bajo el piso se enterraba a los difuntos más importantes, generalmente hombres que probablemente fueron los jefes de familia. Las dos estructuras que la flanqueaban eran de tamaño más modesto; una de ellas contaba con un fogón rodeado por ollas y cazuelas, lo que indica su función como cocina, mientras que la otra tal vez sirvió como recámara. En las esquinas entre las plataformas, algunas familias construyeron cuartos o cobertizos adicionales para la preparación de comida o funcionaron como depósitos.
Los patios centrales eran el escenario principal del variado quehacer doméstico: los metates y molcajetes encontrados en ellos, así como algunos fogones que se anexan al exterior de las plataformas, reflejan la preparación de alimentos; las lascas de desecho acumuladas hacia los lados de la entrada a la casa revelan la manufactura y reparación de objetos de lítica; y el pequeño adoratorio que invariablemente marca su centro, y en el que se quemaban ofrendas e incienso, atestigua la veneración a los ancestros.
Imagen: Reconstrucción de una vivienda de Tetimpa; cada artefacto, elemento y estructura proceden de los datos de campo de la Operación 11. El modelo, de tres plataformas que circundan al patio con su adoratorio, se repite en Tetimpa y muestra un paisaje doméstico altamente estructurado, quizá como un microcosmos que reproducía las tres piedras del hogar mítico de la creación, en cuyo centro residía el Dios Viejo del Fuego. La Operación 27 en Tetimpa ilustra el patrón básico de las casas, consistente en un patio delimitado por tres plataformas que sostenían cuartos individuales de bajareque. Dibujo y foto : Patricia Plunket.
Patricia Plunket Nagoda. Doctora en arqueología. Catedrática-investigadora en el Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas-Puebla.
Gabriela Uruñuela y Ladrón de Guevara. Doctora en arqueología. Catedrática-investigadora en el Departamento de Antropología de la Universidad de las Américas-Puebla.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Plunket Nagoda, Patricia, Gabriela Uruñuela y Ladrón de Guevara, “Las casas del Preclásico en el Altiplano Central”, Arqueología Mexicana, núm. 140, pp. 41-46.
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