De octubre de 2019 a mayo de 2022, como parte de las 3 700 ha del ahora Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en la ex hacienda de Santa Lucía, estado de México, al noroeste de la Cuenca de México, además de los hallazgos paleontológicos de fauna del Pleistoceno (véase Arqueología Mexicana, Especial 110), se encontraron evidencias arqueológicas de una aldea de agricultores pescadores teotihuacanos del Clásico Tardío y dos del Epiclásico, relacionadas con el complejo cerámico Coyotlatelco, así como siete contextos habitacionales del Posclásico Temprano al Tardío afines a la sede del señorío otomí de Xaltocan.
En lo que respecta a estos sitios arqueológicos, en todos los casos se distinguió un modo de vida basado en la agricultura y el acceso a diferentes recursos y nutrientes lacustres, pero los sitios del Posclásico se diferenciaron por el uso de chinampas.
Los sitios del Posclásico
Xaltocan ocupaba una isla situada en el lago poco profundo del mismo nombre y fue un importante centro regional de filiación otomí, durante el Posclásico Temprano, Medio y Tardío (900 a 1520 d.C.).
Después de la caída de Tula, fue una ciudad importante y hacia 1220 d.C. se convirtió en la capital de la nación otomí; durante sus 500 años de existencia se apoderó de las comunidades vecinas, y fue contemporánea de los señoríos de Culhuacan y Tenayuca, sin embargo, fue conquistada por Cuauhtitlan con el apoyo de los tepanecas de Azcapotzalco en 1395 d.C.
Según las fuentes históricas, la ciudad de Xaltocan quedó abandonada hasta que en 1435 d.C., bajo el mandato de la Triple Alianza, acolmatlancas, colhuas, tenochcas y otomís se restablecieran en ella (Brumfiel, 2009).
En este contexto, la ocupación del Posclásico en Santa Lucía está representada por al menos siete estancias periféricas al este del poblado prehispánico de Xaltocan. La actual vía de interconexión entre el aifa y el Circuito Mexiquense, de 5 km de extensión, pasa cerca de Xaltocan, afuera de lo que fue la isla; durante las obras se exploraron siete predios o polígonos delimitados por evidencias en superficie, en los que se recuperaron abundantes materiales de lo que fueron estancias o caseríos periféricos, correspondientes al Posclásico Temprano, Medio y Tardío, representados por las cerámicas Azteca Negro/Naranja I, II, III y IV, Rojo Texcoco y Policromo Chalco.
La casi inexistencia de cerámica tolteca y, en cambio, la presencia de la cerámica propia de Culhuacan, del sur de la Cuenca de México, puede significar alianzas de tipo político que inhibieron la ocupación de Xaltocan por parte de Tula.
Imagen: a) Corte de un canal de riego ligado a surcos de siembra, polígono 6 Interconexión aifa Circuito Mexiquense. b) El polígono 6 al este del poblado de Xaltocan. Foto: Juan Carlos Equihua; Imagen: Google Earth con datos de INAH-SEDENA.
Juan Carlos Equihua Manrique. Arqueólogo por la ENAH. Profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y en la Escuela Nacional de Ciencia Forense, ambos en la UNAM. Investigador en el Centro INAH Estado de México, con el “Proyecto de Salvamento Arqueológico Jolalpan, Tepetlaoxtoc, Estado de México, 2023”.
Rubén Manzanilla López. Doctor en antropología por la ENAH y profesor investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico, INAH. Coordinó los rescates arqueológicos y paleontológicos en las obras del AIFA. Co-coordinador del proyecto “Prehistoria y paleoambientes en el noroeste de la Cuenca de México”.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Equihua Manrique, Juan Carlos y Rubén Manzanilla López,“ Un modo de vida agrícola chinampero en sitios arqueológicos en el AIFA”, Arqueología Mexicana, núm. 184, pp. 60-63.