Uno de los aspectos más complejos y, a la vez, más importantes de la religión de los nahuas del Posclásico Tardío es la representación gráfica de sus deidades. Disponemos de pocos estudios de gran amplitud que, con gran esfuerzo, han intentado particularmente estudiar el panteón mexica y de sus vecinos, en relación con su parafernalia, rituales, sacerdocio y fiestas, así como su desempeño dentro del amplio campo de la cosmovisión mesoamericana.
Mencionamos particularmente los textos de Salvador Mateos Higuera (1992), Henry B. Nicholson (1971) y Rafael Tena. Sin embargo, queda aún un largo camino por recorrer para entender el mensaje simbólico de diosas y dioses. Disponemos de escasas fuentes de información prehispánica y, la mayoría, son documentos pictóricos y textos escritos en caracteres latinos, redactados principalmente en el siglo XVI.
Lamentablemente, no disponemos de fuentes de certero origen previo a la llegada de los españoles para el Centro de México, fuentes que nos hubieran servido para comparar y contrastar con sus contrapartes elaboradas después de 1521. A pesar de esta limitación, recientemente se han realizado sólidos avances, que han tenido como base un mayor y mejor conocimiento de los principios de la cosmovisión.
1. Se conocen dos representaciones prehispánicas de la diosa, como patrona del Colhuacan de la cuenca lacustre, en las esculturas monumentales conocidas como Piedra del Ex Arzobispado y Piedra de Tízoc. También a Xochimilco se le asigna el patronazgo de Cihuacóatl, pero en ambas esculturas es Chantico quien aparece asociada a este señorío.
Figura 1
Aún se debate la fecha de elaboración de la escultura monumental tenochca, conocida ahora como Piedra del Ex Arzobispado, nombre derivado del lugar donde fue descubierta in situ. La escena corresponde a la conquista de Colhuacan, por parte de un hueitlatoani, probablemente Axayácatl.
Además del tocado compuesto de un cuauhpilolli (plumón y dos plumas de águila), se agregó un segundo conjunto, con un aztaxelli. Cihuacóatl aparece con el pecho descubierto, una falda con una banda horizontal de jades y un cráneo que cuelga en la parte baja de su espalda.
En su mano izquierda porta tres jabalinas, y en la derecha sostiene un tzotzopaztli o machete de telar con un nudo. Se trata de una pieza de madera plana en forma de cuchilla, que se usaba para tupir los hilos de la trama sobre los de la urdimbre. Sus orejeras circulares tienen una forma similar a las del conquistador, y la nariguera de turquesa (yacaxíhuitl) parece asociarla a las deidades Xiuhtecuhtli-Huehuetéotl, patrones de Colhuacan.
Imagen: Piedra del Ex Arzobispado. Sala Mexica, Museo Nacional de Antropología.
Fotos: Agustín Uzárraga, Carlos Blanco / Raíces.
Xavier Noguez. Licenciado y maestro en historia por la unam. Doctor en estudios latinoamericanos por la Universidad de Tulane. Profesor-investigador de El Colegio Mexiquense. Sus áreas de investigación son los códices del Centro de México y los orígenes de la tradición guadalupana. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Noguez, Xavier, “Cihuacóatl. Algunas representaciones”, Arqueología Mexicana, núm. 183, pp. 11-15.