El guajolote. Un viaje desde Mesoamérica al mundo
El guajolote deriva su nombre del término náhuatl huexólotl; sin embargo, la denominación cambia de acuerdo al lugar: los mayas le dicen kutz y en zapoteco se dice bechhjo; en francés se le conoce como dindon, porque al parecer es de las Indias; en portugués le dicen piru o peru, porque le atribuyeron ese origen; en inglés se le dice turkey, por la misma razón.
Diversas historias se acumulan detrás del nombre de esta ave, una de las más importantes en la alimentación mundial, junto con las gallinas y los patos. Los guajolotes o pavos se identifican con el género Meleagris, un grupo de faisanes endémicos americanos, que comprende dos especies: el guajolote ocelado (M. ocellata) y el guajolote norteño o silvestre (M. gallopavo).
Esta última especie durante los últimos diez años tuvo un renovado proceso de investigación, principalmente desde la arqueogenética, la paleoecología y la biogeografía, lo cual nos ha permitido comprender las distintas estrategias para su manejo, crianza y domesticación plena.
Imagen: Guajolote macho. Foto: Wikimedia Commons. Vasija de guajolote. Acayuca, Hidalgo. Museo Nacional de Antropología. Archivo Digital de las Colecciones del MNA, INAH-CANON.
Eduardo Corona-M. Doctor en paleontología por la Universidad Autónoma de Madrid y profesor investigador del Centro INAH Morelos, miembro del SNI-Conacyt. Sus principales proyectos y publicaciones se relacionan con las interacciones humano-fauna en el Cuaternario y en particular con la domesticación animal en Mesoamérica.
Corona-M., Eduardo, “El guajolote. Un viaje desde Mesoamérica al mundo”, Arqueología Mexicana, núm. 176, pp. 32-37.