El guajolote: víctima sacrificial y “limpiador” en la Danza de los Voladores
El guajolote forma parte de un conjunto simbólico acuático, que remite a dos dimensiones: la dimensión de la muerte, por la cual se necesita de una víctima sacrificial que pueda ser un sustituto del cuerpo del volador, y la dimensión de la vida, por la cual el guajolote toma la función de “comida” para el palo y para los dioses de la tierra (Villani, 2018).
Gracias a este sacrificio, los dioses de la tierra protegen a los voladores en su vuelo: la tierra recibe de los danzantes el don de las ofrendas y por eso no “comerá” a uno de los voladores, provocando su caída o su muerte; asimismo, los danzantes hacen ofrenda hacia el palo, axis mundi, que pone en conexión los tres planes del universo. El color negro del guajolote se justifica además por el hecho de que se utiliza en ritos de curación y de limpieza del mal aire.
El sacrificio del guajolote para el palo volador y la tierra
El guajolote, ta’jná’ en totonaco (Meleagris gallopavo), es cuerpo y sangre en el ritual dancístico de los voladores totonacos de la costa del Golfo y de la sierra. En la región del Golfo este animal es un ave íntimamente relacionada con el trueno y, más específicamente, con las tempestades, con los elementos de agua y viento.
Es por esta razón que en la Danza de los Voladores el guajolote representa la víctima sacrificial preferida entre las ofertas que los danzantes hacen a la tierra. Rebeca Orozco Noriega (2008, p. 15) afirma que el totol o guajolote es un animal que al batir sus alas crea los vientos y su gorgoreo, los truenos.
Imagen: Entre los totonacos, la Danza de los Voladores es un ritual en el que se pide a los vientos, a los truenos y a los seres sobrenaturales que propicien la lluvia para los cultivos. Ilustración digital: Raíces.
Luisa Villani. Doctora en estudios mesoamericanos por la UNAM y posdoctorante en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Se especializa en lingüística, antropología y ciencias cognitivas. Estudia las variantes de la lengua totonaca de algunas comunidades que pertenecen a los municipios de Papantla, Coxquihui y Zozocolco.
Villani, Luisa, “El guajolote: víctima sacrificial y “limpiador” en la Danza de los Voladores”, Arqueología Mexicana, núm. 176, pp. 65-69.