En muchos de los pueblos nahuas de la región interétnica conocida como Montaña de Guerrero siguen elaborándose con amaranto y maíz tostado –tradición prehispánica– los tamales tzoalli, los cuales tienen un carácter sagrado, ya que representan a personajes míticos y potencias de la naturaleza, de la lluvia y de la fertilidad.
Como resultado de los procesos migratorios que se dieron desde la Cuenca de México hacia lo que hoy es la región de la Montaña guerrerense –siglos XIII-XV–, grupos nahuas se asentaron en la región y crearon los enclaves poblacionales actuales y la zona ritual de tzoalli. Llevaron consigo sus creencias, tradiciones y costumbres; en síntesis, su cultura. Y dentro de este bagaje cultural se encuentran varias pautas que representan continuidades desde el pasado prehispánico: los paquetes sagrados (véase Arqueología Mexicana, núm. 112) y los tamales tzoalli, entre otros. Estos tamales, elaborados con amaranto y maíz tostado, adquieren un carácter sagrado pues forman parte de la parafernalia religiosa y ritual, por lo que resulta importante conocer los eventos en que actualmente se les encuentra, las formas en que se les elabora y su simbolismo.
Migración y continuidades culturales
Con las migraciones nahuas hacia lo que hoy es la región interétnica también conocida como Mixteca nahua tlapaneca, los migrantes llevaron consigo su cosmovisión, la cual ha sufrido transformaciones por el proceso de inserción en un contexto interétnico y en el marco de los procesos de dominación colonial y, posteriormente, nacional. A pesar de esto, dichas pautas conservan un sentido muy semejante al que describieron los cronistas.
De esta manera, los hablantes de náhuatl que pueblan en la actualidad la región de la Montaña, sobre todo en los alrededores y al norte de Tlapa, siguen teniendo en el cultivo del maíz la base de esa cosmovisión que estructura y da sentido, continuidad, al llamado “núcleo duro”, entendido como “el conjunto de elementos de una cosmovisión que tienen una gran resistencia al cambio histórico, y que estructuran y dan sentido al resto de la cosmovisión” (Alfredo López Austin). Entre las prácticas y creencias religiosas que ahí se desarrollan está la elaboración de tamales tzoalli como parte de una unidad temática, entendida ésta por Peter van der Loo como un conjunto de prácticas culturales que adquieren sentido y coherencia en torno a un tema común que, en nuestro caso, es el quehacer agrícola y su relación con divinidades y potencias de la lluvia y la fertilidad.
Como se ve en otros artículos de este número de Arqueología Mexicana, los tamales cumplieron en el pasado una función ritual y simbólica, ya que la masa de tzoalli permitió la elaboración de ixiptla, figuras o esculturas de las deidades, objeto de culto. Ixiptla era elaborada con amaranto, de ahí que esta planta tuvo un carácter sagrado –además de sus grandes propiedades alimenticias–, pues era el soporte material con el cual se elaboraba la representación de la deidad. Quizás ese alto poder alimenticio, ya conocido por la población mesoamericana, fue el que la condujo a darle ese carácter sacro.
El contexto religioso y ritual
La elaboración de los tzoalli se da, sobre todo, en las peticiones de lluvia que se realizan en concordancia con una fecha principal: 25 de abril, día de San Marcos, quien es a su vez la principal deidad agrícola en esa región interétnica. Sin embargo, el tzoalli también se elabora al final del ciclo agrícola.
En la cima de las montañas sagradas hay adoratorios donde, por lo general, se ubica la cruz del cerro, representación simbólica de la deidad y del agua contenida en su interior. En los altares suele haber también representaciones de San Marcos, y es ahí donde preferentemente se llevan a cabo los ritos petitorios y, en ocasiones, los ritos de aseguramiento de la cosecha; los ritos pueden llevarse a cabo también en los hogares o en los campos de cultivo. En algunos poblados las mujeres preparan con antelación los tamales, los que desde el momento mismo de su elaboración adquieren un carácter sagrado y no es permitida su ingestión sino hasta después de terminado el ritual.
Samuel Villela F. Maestro en etnología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH. Coordinador del “Proyecto Montaña de Guerrero”, que forma parte del programa nacional “Etnografía de las regiones indígenas de México” (CNAN-INAH). Autor de ocho libros y una centena de artículos científicos y de divulgación sobre etnohistoria, etnografía, y foto-historia general de México.
Villela F., Samuel, “El huauhtli sagrado. Los tamales tzoalli entre los nahuas de Guerrero”, Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 46-53.