El Osario, recinto de la recreación del orden cósmico

Marco Antonio Santos Ramírez

El Osario fue diseñado para el registro solar. La orientación de la estructura, con una desviación de 17 grados con respecto al norte, permite observar un evento astronómico relevante en el calendario ritual agrícola, el paso cenital del sol en las fechas 23 de mayo y 19 de junio, que en el caso de la primer fecha coincide con el inicio de la época de lluvias en estas latitudes; para ello se construyó un tiro vertical, por donde desciende el sol, que inicia en lo que fuera el piso del templo superior y que culmina en la roca madre a diez metros de profundidad, en forma rectangular, con una espiga triangular que apunta hacia el oeste; de ahí se desprende otra cavidad ya en la roca madre en donde fueron encontrados una serie de objetos como esculturas de tamaño medio, restos óseos y objetos de concha. Se podría señalar en términos prácticos que este observatorio cenital es similar a otros edificados en sitios como Xochicalco, Morelos, Teotihuacan, estado de México, y Monte Albán, Oaxaca, y que fue construido, al igual que los otros, con el objetivo de tener una referencia más precisa en el registro del tiempo. Asimismo, en el ámbito ritual, el Osario fue concebido como una réplica de la montaña cósmica, en donde se manifiesta lo sagrado, en esta estructura se replica la creación primigenia del cosmos por los dioses en el tiempo mítico. El sol penetra por el tiro vertical para fertilizar la tierra.

 

Marco Antonio Santos Ramírez. Arqueólogo por la ENAH. Director de la zona arqueológica de Chichén Itzá.

 

Santos Ramírez, Marco Antonio, “El Osario, recinto de la recreación del orden cósmico”, Arqueología Mexicana, núm. 156, p. 45.

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