Por su consistencia y su sabor, el tomate es el acompañante ideal de uno de los ingredientes preferidos en la gastronomía nacional: el chile. Entre los platillos que menciona fray Bernardino de Sahagún en el Códice Florentino es común encontrar al tomate como ingrediente que acompaña a diversas clases de chile. Tal vez la principal cualidad del tomate sea su capacidad de matizar los sabores; es claro que además de dar una adecuada consistencia a las salsas, aminora el picor del chile y hace con ello más agradable su consumo. Según la nomenclatura nahúatl, se distinguían distintos tipos de tomate; Sahagún menciona varios, distinguiéndolos por su color, su forma y el suelo en el que mejor se daban.
Aunque el jitomate es la especie que adquirió popularidad en el mundo tras la conquista española, el tomate (correspondiente a la especie Physalis) era el más utilizado en la época prehispánica y de hecho es aún preferido para la preparación de diversos platillos. Esta predilección tiene hondas raíces pues se trata de uno de los cultivos cuya antigüedad se remonta a miles de años.
Infografía elaborada por Luis Alberto Alcántara Chávez basada en el texto de Enrique Vela y María Nieves Noriega, "Tomate y jitomate", Arqueología Mexicana, especial núm. 122, pp. 74-75.