José Álvaro Barrera Rivera, Alicia Islas Domínguez, Gabino López Arenas, Alberto Díez Barroso Repizo, Ulises Lina Hernández (integrantes del Programa de Arqueología Urbana, INAH)
El Programa de Arqueología Urbana (PAU), INAH, estudia desde 1991 el proceso cultural del área que en la época prehispánica fue el centro ceremonial mexica. En febrero de 2006 comenzó la segunda fase de investigación arqueológica en el Conjunto Ajaracas, situado frente a la fachada principal del Templo Mayor de México-Tenochtitlan. Entre los resultados obtenidos destaca el hallazgo de una lápida monumental bajo el piso de la etapa constructiva VII, correspondiente al periodo 1502-1521, época del mandato de Moctezuma II.
En el año 2000 comenzó la primera fase de investigación arqueológica en el inmueble conocido como Casa de las Ajaracas, nombre que se debe al estilo arabesco de su fachada. El área de exploración abarcó 8 m de oriente a poniente y 28 m de norte a sur, con una profundidad promedio de 4 m. Entre los hallazgos más sobresalientes destacan las escalinatas de acceso a la plataforma del Templo Mayor, las cuales se considera funcionaron de 1486 a 1502, correspondiente a la etapa constructiva VI según la cronología establecida por Matos Moctezuma, así como nueve ofrendas entre los diferentes rellenos de nivelación. Al acondicionar el espacio como una gran “ventana arqueológica”, que incluiría accesos, andadores y un muro perimetral, se excavó el límite poniente. Estos trabajos llevaron al hallazgo el 2 de octubre de la gran lápida.
Así, fue necesario replantear los trabajos, para liberar de manera completa la gran lápida. Se recurrió inmediatamente a las instancias que desde el comienzo de las investigaciones nos han brindado su apoyo total: el Gobierno del Distrito Federal –por medio del Fideicomiso del Centro Histórico y la Gerencia de Obra de direcsa–, la empresa icsa y la constructora conimagen.
La excavación
Con la finalidad de conocer las dimensiones de la pieza se amplió la excavación, y una vez definidas se tomó la decisión de demoler una gran plancha de concreto armado localizada en el área donde se encontró la pieza. Debajo de la loza se retiró una capa de arcilla, la cual ya habíamos identificado como un basurero colonial que probablemente funcionó entre los siglos XVII y XVIII, el cual se encontró muy cerca de un piso de argamasa, de la época prehispánica, que sellaba directamente la lápida.
Una vez liberada la pieza se observó que medía 4 m de largo por 3.57 m de ancho, y que tenía un espesor de 18 a 35 cm, con grabados en altorrelieve en la parte superior de hasta 15 cm. Presentaba fracturas que la dividieron al menos en cuatro partes, lo que provocó que se colapsara hacia el centro. Su ruptura se debió a los problemas de hundimiento existentes en el área y a una cavidad que se encuentra bajo la lápida, rellena parcialmente con piedras de tezontle.
Al momento de explorar el costado poniente se localizó una ofrenda entre el relleno formada únicamente por dos cráneos humanos, al parecer de individuos jóvenes, los cuales probablemente fueron decapitados, pues uno de ellos aún conservaba sus primeras vértebras cervicales. También se detectaron unos muros estucados conformados por grandes piedras labradas, lo que podría ser el acceso que conduce hacia la parte inferior de la lápida
Barrera Rivera, José Álvaro, Alicia Islas Domínguez, Gabino López Arenas, Alberto Díez Barroso Repizo, Ulises Lina Hernández, , “Hallazgo de lápida monumental con le representación de Tlaltecuhtli. Templo Mayor de México-Tenochtitlan”, Arqueología Mexicana núm. 83, pp. 19-21.
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