La arqueología del Istmo de Tehuantepec

Por: Pedro Guillermo Ramón Celis y Nelly M. Robles García

Hablar del Istmo de Tehuantepec es referirse a la imagen más vibrante que tiene Oaxaca, una región cultural de profunda raigambre histórica, multifacética y de evidente resiliencia manifiesta hasta el tiempo presente. Su fuerte presencia en la historia nacional se remonta a las antiguas raíces culturales que la arqueología y la antropología han ido desentrañando en una región donde el comercio, la música y el color son el sello de la vida.

El Istmo de Tehuantepec es habitado por cinco grupos indígenas: ayuuk (mixes), o’de püt (zoques), slijuala xanuc’ (chontales de Oaxaca), ikoots (huaves) y binnizá (zapotecos). Además, en los últimos siglos la región ha recibido múltiples oleadas migratorias provenientes de España, China, Turquía, Francia e Inglaterra, convirtiéndola en un mosaico cultural con reconocidas expresiones artísticas únicas en las artes, el vestido, la comida y festividades como las velas y las mayordomías.

Más allá de ser, como aún lo es, un nodo económico y político, el Istmo de Tehuantepec ha sido también el hogar de grandes desarrollos sociales desde la época olmeca. Aún queda mucho por esclarecer sobre los desarrollos culturales de chontales, huaves, zoques, zapotecos y mixes en el área y su transición a la época colonial, pero sin duda alguna la exploración de esta región seguirá dando de qué hablar.