Una vez que los dioses creadores dieron origen al mundo mixteco, una serie de eventos bélicos interrumpen repentinamente el orden de las cosas, pero estos hechos resultaron benéficos para que se pusiera en marcha la historia de los gobernantes. Es en las láminas 3, 4, 20 y 21 del Códice Nuttall (Hermann Lejarazu, 2008, pp. 18-21 y 54-57) donde encontramos un extraordinario relato sobre las guerras que sostuvieron los dioses mixtecos contra diversos seres procedentes tanto del centro de la tierra como del cielo mismo.
Los motivos de esta guerra no son claros, pero el conflicto lo inician los denominados “hombres de piedra”, que atacan tanto a las primeras familias gobernantes como a los dioses fundadores de diversos lugares.
Los hombres de piedra se identifican en los códices mediante algunos rasgos peculiares que se pintan en su cuerpo, como una serie de bandas o líneas transversales decoradas con colores rojos, verdes, amarillos y azules. Estas franjas se emplean en los códices para representar las vetas de piedras, peñas y acantilados, por lo que esta consistencia pétrea caracteriza a estos personajes. Además, en los bordes de cabeza, brazos y piernas se dibujan vírgulas o dobles protuberancias que representan texturas ásperas o pedregosas, tal y como aparecen también dibujadas en las montañas de los códices.
En la lámina 3 del Códice Nuttall, dos hombres de piedra atacan y toman prisionera a una mujer de nombre 8 Mono, a quien le sujetan por los cabellos. Ella se encontraba armada y defendiendo el Cerro del Lugar de la Lluvia (Yucuñudahui), centro político importante en la parte central de la Mixteca Alta. La ofensiva de los hombres de piedra continúa en otro sitio, Cerro de las Flores, asentamiento muy cercano a Yucuñudahui.
Este avance de los hombres de piedra es interrumpido por la llegada de dos dioses que intervienen en el conflicto: 7 Serpiente, Serpiente de Fuego, y 7 Movimiento, Boca de Jaguar, quienes lograron tomar como prisionero a uno de sus enemigos. El dios 7 Movimiento extrae el corazón y la sangre al hombre de piedra que se encuentra tendido sobre el pequeño promontorio sacrificial en un lugar llamado Cerro de la Turquesa y Plumas de Quetzal. De esta manera, poco a poco la ofensiva de los dioses se va consolidando, pues parecen derrotar a este ejército que parecía invencible.
Imagen: Los hombres de piedra toman prisionera a 8 Mono en Cerro del Lugar de la Lluvia. Códice Nuttall, lám. 3. Foto: © The Trustees of The British Museum.
Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el CIESAS-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Hermann Lejarazu, Manuel A., “Sangre para los dioses. Guerra y sacrificio en la historia primordial de la Mixteca”, Arqueología Mexicana, núm. 185, p. 46-53.