Lapidarios mayas en el Templo Mayor

Emiliano Melgar Tísoc y Reyna Solís Ciriaco

Objetos mayas de jadeíta en el Templo Mayor de Tenochtitlan

La lapidaria en jadeíta del Templo Mayor: ¿manufactura maya?

De forma complementaria a los estudios de composición química y procedencia, también realizamos los análisis tecnológicos de las piezas lapidarias para conocer las técnicas e instrumentos de trabajo empleados en su elaboración, esto como parte del proyecto “La lapidaria del Templo Mayor: estilos y tradiciones tecnológicas”. Para ello se recurrió a la arqueología experimental y a la caracterización de las huellas de manufactura en tres niveles de observación: macroscopía, microscopía estereoscópica de bajas amplificaciones (me) a 10x y 30x, y microscopía electrónica de barrido (meb) a 100x, 300x, 600x y 1000x.

De esta manera se analizaron las huellas de manufactura del material arqueológico y se compararon con las modificaciones experimentales. Los objetos presentan desgastes hechos con caliza, cortes e incisiones con lascas de obsidiana, perforaciones con buriles de pedernal, pulidos con jadeíta y bruñidos con piel. Cabe señalar que varios de los instrumentos de trabajo han sido hallados en distintos talleres de jadeíta del valle del río Motagua, así como en los asentamientos de Copán, Tikal, Calakmul, Cancuén y Naachtun. Los más evidentes son las lajas de caliza con oquedades o concavidades circulares producto del desgaste al trabajar cuentas, orejeras y pendientes en sus superficies. En cambio, en los talleres lapidarios fuera de la región maya están ausentes las lajas de caliza con estas peculiares huellas de uso y tampoco hay pulidores de jadeíta. En su lugar hay metates de rocas volcánicas (basaltos, andesitas o riolitas) o tabletas de arenisca.

A partir de ello, es factible considerar como manufacturas mayas las piezas de jadeíta que presentan esta secuencia de fabricación fuera de la región maya. Las que tienen iconografía refuerzan su filiación cultural, como la placa con rostro maya de perfil de la ofrenda 39, que podría ser de Nebaj o de Chichén Itzá por su similitud con piezas de aquellos lugares. Sin embargo, está el caso de los objetos geométricos sin decoración, como cuentas, pendientes e incrustaciones, los cuales carecen de diseños incisos que permitan atribuirles un origen en particular; gracias a los análisis tecnológicos ha sido posible identificar su tradición de manufactura como maya, luego de conocer los instrumentos empleados en su elaboración.

Conclusión

Aunque los objetos de jadeíta son escasos en Tenochtitlan –predominan los geométricos sin decoración– fue posible conocer su manufactura vinculada con la tradición lapidaria maya gracias a detallados análisis relacionados con su elaboración. La combinación de este tipo de estudios sobre la procedencia y la tecnología abre nuevas perspectivas a las investigaciones sobre la producción y distribución de materiales pétreos. Así, entre más colecciones, sitios y regiones se revisen, se podrá trazar mejor una geografía de las técnicas de manufactura.

 

Emiliano Ricardo Melgar Tísoc. Doctor en antropología por la UNAM. Investigador del Museo del Templo Mayor. Coordinador del proyecto “Estilo y tecnología de los objetos lapidarios en el México antiguo”.

Reyna Beatriz Solís Ciriaco. Doctora en antropología por la UNAM. Investigadora del proyecto “Estilo y tecnología de los objetos lapidarios en el México antiguo”.

Melgar Tísoc, Emiliano Ricardo y Reyna Beatriz Solís Ciriaco, “Objetos mayas de jadeíta en el Templo Mayor de Tenochtitlan”, Arqueología Mexicana, núm. 140, pp. 48-51.

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