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Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin
Sala 5. Los fósiles y los imaginarios culturales
Las exploraciones arqueológicas y las crónicas novohispanas informan del uso de fósiles por las culturas originarias de México, como es el caso del ámbar, impresiones de organismos marinos o de grandes osamentas.
El ámbar es producido por la planta conocida con el nombre común de guapinol. Los yacimientos donde se extrae están en zonas altas del norte y centro de Chiapas, con una antigüedad cercana a los 20 millones de años. Fue apreciado por las culturas originarias para la elaboración de pendientes, narigueras, cuentas, orejeras y bezotes.
La evidencia más antigua conocida es un adorno del Preclásico Medio (700 a.p.) hallado en La Venta, Tabasco; posteriormente las redes comerciales distribuyeron estos ornamentos por Mesoamérica entre el Clásico y el Posclásico.
En el sitio arqueológico de Palenque, Chiapas, se han hallado una diversidad de fósiles, que fueron usados en ofrendas funerarias, como dientes y centros vertebrales de tiburón y espinas de raya con más de 5 millones de años. Se registraron dos lajas con huellas de peces fósiles asociadas a las construcciones, que se obtuvieron de canteras cercanas al sitio con más de 56 millones de años de antigüedad.
Imagen: Hallazgos de ámbar en distintos sitios y temporalidades de Mesoamérica. Ilustración: Raíces, con información de Eduardo Corona-M., basado en Lowe, 2005.
Eduardo Corona-M. Doctor en paleontología por la Universidad Autónoma de Madrid y profesor investigador del Centro INAH Morelos. Miembro del SNI-Conahcyt. Especializado en interacciones humanofauna en el Cuaternario. Co-coordinador del proyecto “Prehistoria y paleoambientes en el noroeste de la Cuenca de México”.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Corona-M., Eduardo, “Sala 5. Los fósiles y los imaginarios culturales”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 110, pp. 44-49.