Los rituales de la milpa maya. Etnografía de la sacralidad
Desde tiempos prehispánicos, el culto al maíz ha significado el pilar importante de la continuidad de la existencia entre los pueblos antiguos. Las culturas mesoamericanas crearon complejas formas de representar al maíz y por ende a la agricultura, y sus múltiples formas se definieron a partir de su comprensión del mundo, su filosofía y su orden social.
La actividad agrícola, por tanto, era la principal fuente de alimentación, de ahí la creencia de que existía un ser sagrado superior que permitía benevolencia en cada siembra.
La mitología del Popol Vuh refiere primeramente cómo Hunahpú e Ixbalanqué fueron los primeros que aprendieron a sembrar la milpa, “–No tengan pena que aquí estamos nosotros y haremos la milpa para que puedan vivir…”
El sustento: el ritual agrícola
Para los mayas peninsulares actuales, todo tiene vida, desde el agua hasta el fuego, es por eso que recurren a los rituales, pues saben que existe un ente llamado “gracia”, que desde la perspectiva cristiana representa la energía de la naturaleza misma y se encuentra a disposición del hombre.
Al momento de realizar su ritual deposita ofrendas de maíz y de agua sagrada, también llamada suujuy ja’, que se obtiene de los cenotes; ofrece la bebida sagrada llamada saka´, ya que se dice que es el origen de la existencia, y el balché, la bebida sagrada que se dice que representa la sangre del hombre.
Imagen: Raúl Anguiano, La creación del hombre maya, 1964. Museo Nacional de Antropología. Foto: Archivo INAH.
Lázaro Hilario Tuz Chi. Doctor en antropología de Iberoamérica. Profesor investigador titular en la Universidad de Oriente en Valladolid, Yucatán. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Tuz Chi, Lázaro Hilario, “Los rituales de la milpa maya. Etnografía de la sacralidad”, Arqueología Mexicana, núm. 172, pp. 56-61.