En 1571, el claustro de Malinalco estaba listo para ser pintado, periodo que coincide con la visita del protomédico español, Francisco Hernández, quien estuvo documentando especímenes en Malinalco y Ocuilan entre 1571-1573. Acompañado por médicos indígenas, traductores y al menos tres pintores, el trabajo de campo de Hernández bien pudo haber estimulado la creación de los murales del jardín.
Los tlacuiloque de los murales del jardín
Basándose en una tradición anterior a la conquista, los tlacuiloque de Malinalco siguieron utilizando las mismas herramientas y técnicas murales. En la bóveda de cañón sur, el dibujo de una vírgula con tres glifos identifica la profesión del tlacuilo, un miembro del equipo de cinco artistas (Peterson, 1993, pp. 46-50). A lo largo de cada pared de los murales del jardín hay tres medallones grandes, monogramas sagrados que proclaman el patrocinio de la Iglesia cristiana y la orden agustina (Estrada de Gerlero, 2011). Los tlacuiloque adaptaron su estilo pictográfico para acomodarse al nuevo canon artístico ilusionista.
Sus pinturas murales de jardines crean la percepción de una realidad orgánica, con tonos grises sombreados para sugerir formas tridimensionales. Los tratamientos estilizados y naturalistas de la flora y la fauna revelan los variados modelos utilizados por los pintores, que incluyen grabados importados, biblias ilustradas y tapices heráldicos. En resumen, los artistas tenían la habilidad, la formación y la confianza en sí mismos para incorporar nuevas soluciones pictóricas a su monumental jardín botánico.
Imagen: Vírgula de canto con glifos (ílhuitl, concha y flor), abejas y flores. Detalle de los frescos de la bóveda sur del claustro bajo, 1983. Foto: Jeanette F. Peterson.
Jeanette Favrot Peterson. Profesora emérita del Departamento de Historia del Arte y la Arquitectura, Universidad de California, Santa Bárbara.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Favrot Peterson, Jeanette, “El poder, la sacralidad y los sentidos en los murales de jardín de Malinalco”, Arqueología Mexicana, núm. 178, pp. 54-61.