Metas y estrategias militares de Moctezuma II

 

El imperio heredado por Moctezuma requería consolidación y estabilidad, más que una mayor expansión territorial: tal fue el enfoque que mantuvo para construir su imperio. Impulsó con energía esta meta general y consolidó su imperio por medio de tres estrategias primordiales:

1) La primera se enfilaba hacia la conquista de ciudades-Estado independientes ubicadas dentro de las fronteras generales de su imperio, sobre todo para llenar los huecos territoriales existentes en todo el imperio. Para ello, concentró sus fuerzas militares más agresivas en la región actualmente ocupada por el estado de Oaxaca. Se entiende su atención sobre esa región, dada su riqueza de recursos, ya que la población creciente del imperio y los excesivos gastos de la elite de Moctezuma II y su opulenta ciudad requerían un flujo constante de bienes de subsistencia y suntuarios procedentes de las regiones conquistadas. El área oaxaqueña había sido parcialmente conquistada por sus antecesores, pero escapaban al control imperial varias ciudades-Estado. Estas entidades encarnaban una amenaza, ya que con frecuencia incitaban a la rebelión a la población ya sometida al dominio del imperio. Al parecer, Moctezuma II consideró importante eliminar estos focos rebeldes para mantener la estabilidad, incorporándolos a la red imperial.

Moctezuma II controló grandes cantidades de comestibles pagados como tributo por las provincias bien integradas y más próximas a Tenochtitlan. Sin embargo, también exigió alimentos de lugares conquistados más distantes como Oaxaca y la costa del Golfo: maíz, chiles y otros alimentos eran obtenidos de los señoríos independientes y de los tributarios de aquellas regiones. La provincia de Coyolapan, por ejemplo, en el centro de lo que hoy en día es Oaxaca, pagaba considerables cantidades de maíz, frijol y chía como tributo anual, como vemos en el Códice Mendoza; Papantla, en la costa del Golfo, tributaba maíz y chiles. El Golfo de México, habitado por huastecos y totonacos, era una tierra fértil que producía en abundancia mientras los mexicas padecían las penurias de cuatro años de hambruna a principios de la década de 1450. Gran parte de la región había sido incorporada al imperio, pero Moctezuma II amplió el territorio, asegurando a Tenochtitlan el acceso a alimentos tan necesarios como seguros. Con frecuencia se cree que los bienes entregados como tributo en lugares distantes como Oaxaca o la costa del Golfo estaban destinados a las guarniciones mexicas locales o los oficiales impuestos, pero las necesidades de éstos se consignaban separadamente. Puesto que el reinado de Moctezuma II se vio azotado en distintas épocas por repetidas sequías, hambrunas y terremotos, esos víveres se recolectaban y almacenaban para contrarrestar las consecuencias de dichos desastres.

 Además de proveer víveres, las conquistas de Moctezuma II fueron promovidas para adquirir bienes suntuarios: más oro, más plumas, más piedras preciosas. Esta materia prima estaba disponible en el área oaxaqueña, sea porque fuera oriunda del lugar o porque se comerciaba con regiones más distantes mediante redes de intercambio previas. La provincia de Tlachquiauhco, por ejemplo, conquistada al parecer en 1503 y más tarde en 1511 o 1512, pagaba su tributo en polvo de oro, plumas de quetzal, cochinilla, grandes mantas de algodón y un atuendo y escudo de guerrero de pluma de quetzal, como se anota en el Códice Mendoza . En otras fuentes, como la Historia de Diego Durán y la Crónica Mexicana de Fernando Alvarado Tezozómoc, se apunta el pago de tributo pedido por el ejército de Moctezuma II a las ciudades-Estado inmediatamente después de su conquista: telas, plumas finas, piedras verdes, polvo de oro, cacao, cochinilla, algodón, papel, miel, copal y finas joyas de oro, plumas y piedras. Las grandes cantidades de materia prima obtenidas como botín de guerra o mediante el tributo eran enviadas directamente a las hábiles manos de los artesanos palaciegos de Moctezuma II, quienes hacían exquisitos objetos de lujo para adorno del rey y sus funcionarios o para hacer obsequios. La ostentación y los obsequios, a su vez, intimidaban a los enemigos y sometidos y afianzaban las alianzas. Moctezuma II hizo también breves incursiones militares en otras regiones. Mantuvo una guerra inconclusa con los tarascos de Occidente, sobre todo para demostrarles que era aún el supremo rey del mundo conocido. También amplió su red a varias regiones distantes para reafirmar su autoridad sobre ciudades-Estado rebeldes.

2)  La segunda estrategia de consolidación de Moctezuma II estuvo encaminada a reprimir las rebeliones en el interior de sus dominios, cada vez más frecuentes. Era común que las ciudades-Estado conquistadas se integraran al sistema político imperial con cierta laxitud: los gobernantes locales solían retener su poder regional y sólo en algunas ocasiones hubo puestos militares o autoridades impuestos. Las rebeliones de las ciudades-Estado exigían reconquistas, que reafirmaban el poder militar de Moctezuma II y garantizaban el flujo de tributos de dichas ciudades-Estado hacia Tenochtitlan, sosteniendo así la riqueza del imperio.

Nuevamente el interés de Moctezuma II se dirigió a la zona de Oaxaca. La región era rica e inquieta: invirtió bastante tiempo y recursos en la reconquista de las ciudades-Estado rebeldes que habían sido sometidas por anteriores gobernantes mexicas, sobre todo por Ahuítzotl. En ocasiones estas ciudades-Estado insumisas atacaban a los mercaderes y enviados aztecas, y a veces asaltaban las caravanas con tributos enviados por las ciudades-Estado sumisas. Como Moctezuma II había intentado someter en vano varias veces a los tlaxcaltecas, este fracaso era un aliciente para las ciudades-Estado rebeldes, que lo interpretaban como signo de debilidad y  vulnerabilidad.

Otras reconquistas iban más allá, incluidas las de dos ciudades-Estado del sur de la costa del Pacífico: Xoconochco y Huiztlan. Ésa fue una región extremadamente rica, ganada para el imperio durante el reinado de Ahuítzotl y que Moctezuma II consideraba digna de mantener bajo su control. También consolidó su dominio sobre una ciudad-Estado recalcitrante de Occidente y varias ciudades- Estado en los fértiles territorios de la Huasteca oriental. Estas reconquistas fueron parte de la política general de consolidación e integración emprendida por Moctezuma II.

3)  La tercera estrategia de consolidación de Moctezuma se concentró en fortalecer el cerco sobre las poderosas ciudades-Estado independientes del valle de Puebla: Tlaxcala, Huexotzinco y Cholula. Las relaciones con las mayores ciudades-Estado de Puebla eran extremadamente endebles y variables. Huexotzinco, por ejemplo, en algunos momentos llegó a separarse de sus aliados poblanos y pidió protección a Moctezuma II, quien la concedió; Cholula durante el régimen de Moctezuma II siempre fue ambigua y se alió de manera intermitente tanto con Tlaxcala como con la Triple Alianza. Las relaciones políticas de Moctezuma II con estas entidades del valle de Puebla fueron inestables, peligrosas y efímeras.

Si bien se presentaban estas contiendas como “guerras floridas”, más que como batallas de conquista, en tiempos de Moctezuma II se emprendían con fiereza, ya que la Triple Alianza intentaba debilitar y a la postre conquistar esas ciudades-Estado de perturbadora independencia. Los intentos resultan evidentes no sólo por la intensidad y determinación con que se llevaron a cabo sino también por la acción simultánea de Moctezuma II al conquistar e incorporar a todas las ciudades-Estado que rodeaban esas valientes regiones autónomas. Algunas de ellas fueron incorporadas al imperio, sometidas por conquista; otras, como Xalapa, fueron cooptadas como señoríos independientes. Tal “estrategia de estrangulamiento” fue diseñada para cerrar el paso de Tlaxcala hacia la costa y despojarla de los recursos de las tierras bajas: algodón, cacao, metales preciosos usados para la ostentación y reforzamiento de una situación política y social elevada.

El imperio de Moctezuma II creció política y económicamente mediante estas estrategias. En general, consiguió llevar a cabo sus ambiciones imperiales, aunque a veces encontró obstáculos militares y sufrió algunos reveses. vio azotado en distintas épocas por repetidas sequías, hambrunas y terremotos, esos víveres se recolectaban y almacenaban para contrarrestar las consecuencias de dichos desastres.

 

Tomado de Frances Berdan, “Moctezuma II: la expansión del imperio mexica”, Arqueología Mexicana núm. 98, pp. 47-53.

 

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