A mediados del siglo VII, la ciudad de Palenque era escenario de una intensa actividad constructiva. Pakal o K’inich Janahb’ Pakal II (Resplandeciente Escudo Ave-Janahb’), ordenó que los antiguos edificios del Palacio fueran sepultados por una amplia plataforma arquitectónica, sobre la cual se erigieron cinco nuevos recintos: en 654 d.C. fueron concluidos los Subterráneos y la Casa E; en 661, la Casa C; y hacia 662, las casas A y B. Es por la edificación de esos cinco recintos que un gobernante tardío aludió a Pakal como “El de las Cinco Casas del Edificio Escalonado (el Palacio)”.
Pakal concibió la Casa E como el escenario de las entronizaciones de sus sucesores. Fue precisamente ahí donde mandó colocar la Lápida Oval, escultura que ilustra su acceso al mando. La Casa E estuvo asociada con el Monstruo Cósmico, poderosa entidad celeste y nocturna que, concebida como la forma animada de la Vía Láctea, ejerció una especie de patronazgo sobre los gobernantes locales. Por su parte, la Casa C estuvo dedicada a B’olon Yookte’, Kawiil y a otros dioses de la guerra.
La escalera jeroglífica de ese edificio menciona el ataque histórico que la dinastía Kan promovió contra Palenque en 599 d.C. Luego relata la guerra que, como cruenta venganza, Pakal encauzó seis décadas después contra las ciudades aliadas con Kan. Refiere que el 7 de agosto de 659 d.C. fueron capturados Nu’n U Jol Chaahk y Ahiin Chan Ahk, gobernantes de Santa Elena y Pomoná, así como un dignatario que podría ser originario de Piedras Negras. La fachada de la Casa C fue decorada con representaciones de ésos y otros prisioneros. Un texto del Templo de las Inscripciones relata que Nu’n U Jol Chaahk y otros cautivos llegaron a Palenque seis días después, el 13 de agosto de 659 d.C. De manera dramática, señala que “fueron comidos” por los “dioses-incensarios” del dios K’awiil, lo cual significa que fueron sacrificados en honor de esa entidad. Es posible que uno de esos incensarios haya sido descubierto por Arnoldo González en el Templo del Sol. Los mayas del periodo Clásico creían que los dioses comían a las víctimas por medio de los incensarios que los representaban; la escena del vaso K1377 corrobora esa creencia.
Guillermo Bernal Romero. Doctor en estudios mesoamericanos (FFYL, UNAM); especialista en epigrafía maya. Colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque y del Museo de Sitio “Alberto Ruz Lhuillier” (1998-2005). Desde 2006 es investigador de tiempo completo del Centro de Estudios Mayas (IIFL, UNAM).
Bernal Romero, Guillermo, “K’inich Janahb’ Pakal II (Resplandeciente escudo Ave-Janahb’) (603-683 d.C.). Palenque, Chiapas”, Arqueología Mexicana, núm. 110, pp. 40-45.
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