Generalmente, los cráneos del tzompantli estaban ensartados en las varillas de madera por un agujero que se hacía en las sienes. a algunos se les colocaba después de descarnarlos y a otros se les dejaba la piel y el cabello, como en las ilustraciones en que se muestra a las cabezas con los rasgos faciales y el cabello, así sucedió con las de los españoles, que fueron colocadas junto con las cabezas de sus caballos. Tzompantli de tlatelolco. Códice Florentino, lib. XII, f. 68r.
Tomado de Yolotl González Torres, “El tzompantli en Mesoamérica y las ‘torres de cabezas’ en Asia”, Arqueología Mexicana núm. 120, pp. 75-79.
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