Xochicalco y la precisión de su calendario civil

Rubén B. Morante López

Xochicalco y las fechas registradas en piedra

Xochicalco es el sitio arqueológico que, fuera de la zona maya, contó con el mayor número de fechas registradas en piedra de Mesoamérica, al menos 115 (Morante, 2019b), lo cual indica su importancia para el estudio del calendario. Más de tres décadas de estudios al respecto, nos permiten llegar a la conclusión de que no se hacían ajustes por años tipo bisiesto, a pesar de que sus precisos instrumentos de observación solar les permitían conocer la duración del año con una exactitud que al menos equivale a la del calendario juliano (365.25 días). Partamos de la lectura de los magníficos relieves del Templo de las Serpientes Emplumadas: estudiosos como Juan Palacios (1947), Ignacio Marquina (1990), César Sáenz (1976), Wigberto Jiménez Moreno (1976) y Román Piña Chan (1986), han señalado que uno de sus tableros muestra una corrección calendárica, sin dar mayores datos acerca de ella. Nuestra postura (Morante, 1993) fue de apoyo a tal suposición, porque el tablero claramente señala un cálculo calendárico, pero no necesariamente implica una corrección. Para explicar por qué lo decimos, leamos la fecha 9 ojo de reptil (ehécatl) en los taludes este, norte y sur de ese mismo templo: el enorme signo calendárico aparece en seis ocasiones engalanado con grandes vírgulas que señalan a un día relevante. Tiene arriba, en el tablero de todos los flancos del edificio, a personajes sedentes repetidos 28 veces: llevan como tocado el signo del año y miran hacia el signo “mandíbulas devorando el círculo solar”; si lo leyéramos en náhuatl diría itlacua tonatiuh (“se come al sol”) metáfora de la palabra “eclipse”. El personaje es un tonalpouhque, especialista en la cuenta del tiempo, y el eclipse que muestra debió ocurrir un día 9 ojo de reptil. Para probar que tal lectura es factible, recurrimos a tres ciencias: a la arqueología para ubicar temporalmente el sitio, a la astronomía para encontrar los eclipses que ocurrieron en dicha época y a la historia para encontrar una correlación de fechas.

Los arqueólogos (Hirth y Cyphers, 1988; Garza y González, 2004) han demostrado que Xochicalco se ocupó en el siglo VII d.C. y que la construcción del Templo de las Serpientes Emplumadas corresponde a la segunda mitad de ese siglo. En cuanto a la astronomía, recurrimos al nasa Eclipse Website con datos del astrónomo Jean Meeus, y revisamos los eclipses que se vieron en Xochicalco entre los siglos VII y XI d.C. Sólo dos eclipses totales de Sol ocurrieron de manera central en el sitio: el 4 de mayo de 664 y el 30 de enero de 1050 (gregorianos); para el segundo, el sitio ya estaba abandonado, pero en el primero los xochicalcas estaban allí y debieron presenciar el espectacular evento a partir de las 13 horas con 37 minutos del 4 de mayo de 664 d.C. (fig. 5). Pero ¿fue ese día 9 ojo de reptil? La correlación histórica más aceptada se presenta entre las fechas reportadas para la toma de Tenochtitlan en los calendarios gregoriano y náhuatl: el 23 de agosto de 1521 y el día mexica 1 cóatl; con base en ello, llevamos el calendario náhuatl hacia atrás, día a día sin corregir, y así obtuvimos que, en efecto, el 4 de mayo de 664 fue 9 ojo de reptil. El registro puntual del eclipse demuestra la continuidad, a lo largo de nueve siglos, de un calendario que siguió un preciso registro de fechas sin ajustar un solo día (Morante, 2019a, p. 81).

La pregunta ahora es si los xochicalcas conocían el desfase cuatrienal. Seleccionaron el lugar donde iban a vivir con base en muchos factores, entre ellos, por sus vistas hacia el horizonte, en especial el oriental, ya que allí un fenómeno astronómico, los pasos cenitales del Sol por el sitio, se destaca cuando en el amanecer de esa importante fecha, el disco solar enmarca el cono del Popocatépetl. Así, la silueta del gran volcán actúa como un marcador astronómico de enorme precisión. En el primer paso cenital, 14 de mayo, el sol sale a la derecha (sur) del cráter y el 15 sale a la izquierda (norte) del volcán; esto sucede durante tres años consecutivos; si al cuarto no se corrige, el día 15 el sol saldrá a la derecha (sur) del cráter, tomando la posición que tenía el día 14 cuatro años antes (fig. 6). Si seguimos así, tras otro cuadrienio, el día de paso cenital se llamará 16 de mayo y así sucesivamente. Contando los días entre los primeros pasos cenitales (con salidas solares a la derecha del volcán) tendremos tres periodos de 365 días y uno de 366 (el cuarto): en total tenemos 366 + (365 x 3) = 1 461, con un promedio de 365.25 días por año.

 

Rubén Morante López. Maestro en historia y etnohistoria por la ENAH y doctor en antropología por la UNAM. Decano de la Universidad Veracruzana y miembro del SNI nivel 2.

Tomado de Rubén B. Morante López, “Xochicalco y la corrección calendárica en Mesoamérica”, Arqueología Mexicana, núm. 161, pp. 68-73.