Patrick Johansson K.
Las mujeres muertas en un primer parto eran objeto de un culto específico en el mundo náhuatl prehispánico. Uno de los nombres mediante los cuales eran evocadas: cihuateteuh (o cihuateteoh), es generalmente traducido como “diosas” o “mujeres divinas”, suponiendo que el término representa la forma plural de cihuatéutl (o cihuatéotl). Sin embargo, este plural podría entrañar una “singularidad” distinta, reveladora tanto a nivel gramatical como semántico.
Conocidas como mocihuaquetzqueh, “mujeres que se yerguen” ixcuiname, “lagañosas”(?), cihuapipiltin, “princesas”, o cihuateteoh, “diosas”, las mujeres muertas en un primer parto tenían una función muy particular en la religión náhuatl prehispánica. El hecho de haber muerto en una etapa de su preñez o en el momento de dar a luz, es decir, en lo que se consideraba como un combate contra fuerzas antagónicas, les confería un estatuto divino parecido al de los hombres que habían fallecido en la guerra o en sacrificio. Dichos hombres llevaban al Sol desde el este hasta el cenit, mientras que las mocihuaquetzqueh lo recibían en el cenit y lo bajaban hasta el poniente, cihuatlampa, literalmente “lugar de las mujeres”.
Los nombres propios con los cuales se les designaban revelan algunos de sus aspectos. Dos de ellos, mocihuaquetzqueh e ixcuiname, son plenamente onomásticos, mientras que los otros dos, cihuapipiltin y cihuateteo, tienen un carácter nominativo derivado y son, de alguna manera, sobrenombres calificativos. El vocablo mocihuaquetzqueh, “mujeres que se yerguen”, refiere el hecho de que se elevaban para ir al encuentro del Sol. Jxcuiname, “lagañosas”(?). plural del nombre propio Ixcuina , una advocación de Tlazoltéotl, remite a cuatro divinidades cuyos nombres de terminan un orden cronológico en el nacimiento de los hijos: tiacapan, “la que encabeza”, teicu, “más joven”, tlaco, “la de en medio”, y xoco(yo)tzin, “la más joven”.
Cíhuapipiltin, “princesas” o “niñas”, podría haber tenido un matiz afectivo a la vez que denotaba la nobleza conseguida y la tierna edad en la que, trágicamente, habían pasado de niñas a madres. En cuanto a cihuateteoh, que se traduce generalmente como “mujeres divinas” o “diosas”, asumiendo que este vocablo náhuatl es el plural de cihuatéotl, podría haber tenido otro sentido, revelador de ciertas características de estos númenes indígenas. En efecto dichas mujeres podrían ser cihuateteuh, no cihuateteoh, sin que el término constituyera una simple variante fonética del plural de téotl o téutl, “dios(a)”, sino que fuera una derivación morfológica de otra palabra.
La oposición vocálica u/o en la lengua náhuatl
Las vocales u y o no tienen en la lengua náhuatl un carácter radicalmente distintivo al que tienen en castellano. Sus respectivos usos expresan matices dialectales o idiolectales que no atañen siempre al significado. El término náhuatl correspondiente a "flor". por ejemplo, se decía (y se dice) xóchill o xúcbítl; téotl, “dios”, se decía también y se escribió después de la Conquista, téutl. La ciudad acolhua de Tezcoco era también referida como Tezcuco según el hablante, etcétera.
Sin embargo, si bien el uso de u en vez de o puede ser irrelevante y remitir a una simple variante fonética de una misma palabra, puede también manifestar una declinación gramatical pertinente a nivel semántico. Los límites crepusculares entre dos sonidos que determinan, en castellano, unidades lingüísticas distintas, podrían haber ocultado, en náhuatl, un cambio morfofonémico en ciertos contextos gramaticales.
En el caso aquí referido de las cibuateteoh o cibuateteuh, la distinción fonética y gráfica entre los vocablos podría haber representado algo más que una simple variante sonora sin relevancia semántica y haber constituido el plural (u otra derivación gramatical) de una palabra que no fuera cihuatéotl, “diosa”.
Es importante señalar que la posible confusión semántica provocada por la homofonía (semejanza sonora) entre los vocablos debe haber prevalecido entre los mismos informantes indígenas, como resultado de una referencia siempre en plural a estos númenes femeninos. In iehoantin in mocioaquetzque quitoaia moteucuepa (Códice Florentino, apéndice al lib. II): “Ellas, las mocioaquetzque, se decía (que) se vuelven diosas”.
Patrick Johansson K. Doctor en letras por la Universidad de París (Sorbona). Investigador en el Instituto ele Investigaciones Históricas y profesor de literatura náhuatl en la Facultad de Filosofía y Letras, ambos en la UNAM.
Johansson K., Patrick, “Cihuateteuh, mujeres nahuas muertas en un primer parto la “singularidad” de un plural ”, Arqueología Mexicana núm. 77, pp. 70-75.
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