Cuitlahua era hijo de Axayácatl, habido con una mujer de Itztapalapa, motivo por el que su padre lo puso a gobernar en ese lugar, desde donde también fungía como capitán general de su hermano Moctezuma Xocoyotzin.
Como parte de su séquito, se sabe que le aconsejó a su hermano que no recibiera a Hernán Cortés en Tenochtitlan, motivo por el que el tlatoani tenochca, por medio de sus emisarios, trató de disuadir al conquistador de su avance hacia la ciudad empleando presentes y promesas. Sin embargo, no tuvo éxito. Cortés llegó a Itztapalapa y durmió en los palacios de Cuitlahua, para al día siguiente dirigirse a Tenochtitlan, donde lo esperaban Moctezuma, el propio Cuitlahua y Cacama, señor de Texcoco.
En un número anterior de esta revista vimos que la manera de proceder de Moctezuma Xocoyotzin ante Cortés y sus tropas no fue entendida por sus súbditos, ni por un sector de la nobleza, entre los que se hallaba Cuitlahua, que también se vio prisionero de los españoles en el palacio de Axayácatl. Cuando Cortés lo soltó, era previsible que abanderara el alzamiento contra los conquistadores, que derivaría en la llamada Noche Triste. Hay fuentes que señalan que los tenochcas lo consideraban ya su gobernante; sin embargo, parece que no fue nombrado formalmente hasta después de este alzamiento.
El detonante fue la muerte de Moctezuma, en 1520, por la pedrada que recibió de su pueblo. A decir de Cortés, Cuitlahua fue quien encabezó los combates aquel día, en los que murieron 450 españoles, 4 000 indios aliados y 46 caballos, principalmente en la acequia del Tolteca, que después se llamó Salto de Alvarado, en lo que hoy sería el lado noreste de la Alameda (colonia Guerrero). Todo parece indicar que una vez que los conquistadores españoles fueron expulsados de Tenochtitlan, la elección del nuevo señor recayó en Cuitlahua. Un nombramiento que estuvo regido por dos importantes patrones:
a) el antiguo orden colateral de sucesión, en el que a un hermano lo debía suceder otro; b) su valentía y arrojo, cualidades muy apreciadas para llegar al cargo, y que Cuitlahua demostró tener durante la cruenta batalla que acababa de encabezar. Después de esto, nobles y sacerdotes procedieron a realizar los rituales de entronización, que por la situación tan particular que se vivía en ese momento, debieron de carecer de la pompa de sus antecesores. No obstante, Cuitlahua y los que lo acompañaban se dispusieron a reedificar, limpiar y adornar los templos de la ciudad, donde hicieron las correspondientes fiestas a sus dioses, y en las que sacrificaron a más de un español, de aquellos que lograron capturar durante la Noche Triste.
Ahora bien, el recién proclamado señor de los tenochcas tan sólo pudo gobernar 80 días –40 días según otras fuentes–, a causa de la viruela que un esclavo negro que venía con Pánfilo de Narváez trajo consigo y que, asimismo, arrasó con un buen número de naturales. Por este motivo, tan sólo algunas fuentes pictográficas representan al tlatoani tenochca en su trono de petate, con el glifo onomástico de la voluta del excremento (cuitla-tl) que le da nombre. Por tanto, además de adecentar la ciudad, a Cuitlahua sólo le dio tiempo de prepararla para otro embate, fortaleciéndola con fosos y trincheras, a la vez que armaba a su gente y trataba de establecer alianzas con otros pueblos para acabar de una vez con los españoles que habían logrado sobrevivir. Y en esas andaba cuando le sorprendió la enfermedad y luego la muerte.
Una fuente señala que Cuitlahua contrajo nupcias con su sobrina, doña Isabel Moctezuma, hija de Moctezuma Xocoyotzin. Sin embargo, es bastante improbable. En primer lugar, porque el único que afirma esto es el cronista López de Gómara; en segundo lugar, porque López de Gómara nunca estuvo en la Nueva España y escribía a partir de lo que otros le contaban; y, en tercer lugar, porque doña Isabel jamás se refirió a un enlace con su tío, lo cual resulta bastante extraño. Lo que sabemos con certeza es que estuvo casado con Papantzin, conocida como Beatriz Papatzin tras su bautizo, procedente de la casa real de Texcoco, nieta de Nezahualcóyotl e hija de Moteixcahuia Cuauhtlehuanitzin, señor de esta ciudad. Fruto de ese matrimonio fue don Alonso de Axayácatl Ixhuetzcatocatzin, que siguió estrechando lazos con Texcoco, al contraer nupcias con una nieta de Nezahualpilli. Se dice que cuando doña Beatriz Papatzin quedó viuda, se casó con el entonces señor de Texcoco, don Hernando Cortés Ixtlilxóchitl.
Don Alonso siguió los pasos de su padre y se convirtió en cacique y gobernador de Itztapalapa. Por tanto, estuvo también a cargo de las tierras patrimoniales de su casa, al frente de las cuales prosiguió su prima hermana, doña Magdalena Axayácatl. Pero a diferencia de su prima, esta mujer estrechó lazos con Tenochtitlan al casarse con don Martín Moctezuma, hijo de don Pedro Moctezuma y nieto de Moctezuma Xocoyotzin.
María Castañeda de la Paz. Doctora en historia por la Universidad de Sevilla, España. Investigadora del IIA de la UNAM. Estudia la historia indígena prehispánica y colonial del Centro de México, y se especializa en la nobleza, la heráldica, la cartografía y los códices históricos indígenas.
Castañeda de la Paz, María, “La Casa Real de Tenochtitlan. Cuitlahua”, Arqueología Mexicana, núm. 154, pp. 20-21.
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