El Posclásico (900-1521 d.C.), último periodo mesoamericano antes de la llegada de los españoles a México, ha sido estudiado a profundidad en la región de Oaxaca. Este periodo se caracterizó por transformaciones sociales y se ha dividido para su estudio en dos fases, una temprana, hasta ahora poco comprendida (900-1300 d.C.), y otra tardía (1300-1521 d.C.), para la que se cuenta con vasta información sobre sitios, materiales y documentos históricos.
La transición hacia el Posclásico se inició con los cambios sociales y los desastres climáticos que condujeron al abandono de la ciudad de Monte Albán, capital zapoteca. Estas condiciones dieron origen a una organización diferente, que caracterizó a la sociedad del Posclásico de esta región y sus alrededores, con lo que dio inicio la etapa de ciudades-Estado. En la región Mixteca, otro centro importante que colapsó quizá por causas similares fue Yucuñudahui.
Entre las posibles causas se han señalado alteraciones ambientales, como largas sequías, plagas en los cultivos, epidemias, así como crisis sociopolíticas que impidieron a la clase dirigente mantener su control sobre sus tributarios. Si bien las causas precisas que llevaron al colapso de los sistemas político-económicos aún no están claras, no se han registrado en Monte Albán evidencias que denoten un cataclismo repentino.
Cambios sociales
Este cambio parece haber sido un proceso lento y gradual que inició en la época IIIB-IV de Monte Albán. Hacia 900 d.C., la plaza principal y al menos el conjunto de Atzompa habían sido abandonados y, sin embargo, algunos sectores de la ciudad continuaron albergando pequeños núcleos de población. Algunos autores han señalado que la descentralización de la influencia política de Monte Albán y la transferencia de parte de dicho poder a liderazgos locales se deben a que el periodo que va de 700 a 1300 d.C. fue una época de gran inestabilidad política. En este periodo, definido por el desarrollo de un nuevo marco político-económico en el valle de Oaxaca –que se basó en un sistema de redes de comercio–, hubo un incremento en el intercambio de objetos y en la interacción de ideas con áreas culturales vecinas, como la Mixteca, que se integró y participó activamente en la organización de los centros políticos del Posclásico en el valle de Oaxaca.
Esto implica que los rasgos presentes en los objetos arqueológicos del Posclásico en el valle de Oaxaca, como las cerámicas policromas, que habitualmente han sido asociadas a los mixtecos, no fueron necesariamente impuestos por una invasión o conquista, sino que pudieron ser adoptados, al participar dentro de una esfera de interacción entre las elites y comerciantes que existía desde el Posclásico Temprano, en la que las redes de conexiones políticas y económicas se extendieron mucho más allá del valle de Oaxaca, dando cuenta de la fuerte presencia de estilos mixtecos y hasta de gobernantes mixtecos en la región durante el Posclásico Tardío.
Si bien conflictos y enfrentamientos fueron parte de esta transformación, el motivo de esto no habría sido la diferenciación étnica sino más bien luchas por mantener el poder y legitimar su derecho a gobernar sobre una comunidad y región determinadas. El control de las rutas de comercio e intercambio y las alianzas políticas habrían sido de primordial importancia, de tal manera que la entrada de los mixtecos al valle de Oaxaca, a mediados del siglo XIII, sólo habría aumentado la competitividad entre los zapotecos asentados previamente.
Nelly M. Robles García. Arqueóloga por la ENAH, maestra en conservación de arquitectura prehispánica por la ENCRYM-INAH y doctora por la Universidad de Georgia, Estados Unidos. Miembro del Comité Científico-Editorial de Arqueología Mexicana.
Robles García, Nelly M. , “Oaxaca en el Posclásico” , Arqueología Mexicana, núm. 160, pp. 60-63.