Arqueología en cuevas mayas

Guillermo de Anda et al.

Balamkú, Yucatán

El descubrimiento

Balamkú es mucho más que un descubrimiento maravilloso con un caudal de objetos en su contexto original. Como hemos hecho notar, los objetos guardan un visible parecido con los recobrados en Balamkanché en 1959, pero hay que recordar que la arqueología de cuevas mayas no existía entonces. Al tiempo que los estudios de cuevas se desarrollaban en las últimas décadas del siglo XX, muchas preguntas surgían acerca de Balamkanché, y Balamkú ofrece ahora una segunda oportunidad para contestarlas. Por ejemplo, existen grandes cuestionamientos en torno a la cronología. Aunque muchos de los incensarios de Balamkanché contenían gran cantidad de material incinerado, se analizó solamente uno con radiocarbono, que dio la fecha de 860 d.C. La nueva oportunidad de obtener material susceptible de ser fechado es única. Suponemos que como en el caso de Balamkanché, la cueva tiene una larga historia de uso. En los trabajos del GAM se ha actuado con mucha cautela dentro de la cueva, para asegurarse de que todo sea hecho de la manera más correcta.

En la próxima temporada planeamos obtener información de los alrededores de la entrada de la cueva y realizar una toma minuciosa de muestras para tratar de investigar sus etapas más tempranas. La fecha de terminación del uso de la cueva es otra importante pregunta. Helmke y Brady (2014) han propuesto que las cuevas eran desacralizadas después de una derrota militar, de la misma manera en la que el templo central de un sitio era destruido con fuego. Tratándose de las cuevas, esto frecuentemente involucra el sellado de la entrada con rocas. Este sellado antiguo también lo vemos en Balamkú. Asimismo, muchos de los incensarios parecen haber sido destruidos intencionalmente en la época prehispánica, lo cual podría ser un proceso de “matado” ritual o bien parte de una acción de desacralización. Muchas preguntas están abiertas. Tenemos que remover aún las capas más bajas de piedra que todavía bloquean parte del pasaje de la entrada. Esto será hecho con extremo cuidado en los años por venir. Encontrar, por ejemplo, restos de carbón nos ayudará a fechar el sellado prehispánico de la cueva y, tal vez, la caída de Chichén Itzá.

 

Guillermo de Anda. Investigador de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH y director del proyecto Gran Acuífero Maya. Arqueólogo subacuático con estudios de maestría en antropología esquelética (UADY) y de doctorado en estudios mesoamericanos (UNAM).

Karla Ortega. Licenciada en ciencias y técnicas de la comunicación, especialista en contenidos multimedia, fotógrafa y exploradora de cuevas y cenotes. Coordinadora de comunicación y vinculación académica del GAM.

James Brady. Arqueólogo con doctorado en antropología por la ucla. Profesor del Departamento de Antropología en California State University, Los Ángeles.

Ana Katalina Celis. Arqueóloga por la Universidad Veracruzana y maestra en ciencias en oceanografía costera por la Universidad Autónoma de Baja California. Responsable de prospección arqueológica del GAM.

De Anda, Guillermo et al., “Balamkú, Yucatán”, Arqueología Mexicana, núm. 156, pp. 56-63.

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