Animales y símbolos del viento entre los nahuas
La espiral como insignia
Hay otro atributo quizás igualmente importante que evidencia en un animal la presencia de Ehécatl Quetzalcóatl: el remolino. He dedicado una investigación a argumentar el hecho de que el rasgo físico principal del dios del viento, su presencia viva, son los grandes torbellinos atmosféricos; especialmente los tornados y las mangas. Los animales que tienen una espiral claramente visible en el cuerpo o construyen una contienen parte de la naturaleza del viento; si además de este hecho hay otros elementos que refuercen su simbolismo, pueden llegar a ser verdaderos animales del viento.
La espiral puede ser tan marcada como la de los caracoles. Muchos gasterópodos tienen una concha que exhibe la espiral. Y en parte todos contienen algo de la deidad del viento. Sin embargo, el remolino también se vincula con el agua, y algo más se requiere para que la espiral de un caracol sea asociada con el viento; la existencia de una voz ululante puede ser una señal. Lorenzo Ochoa creía que para Mesoamérica el sonido que se escucha al acercar la concha de un gran caracol al oído no era el sonido del mar, como se dice en Occidente, sino el del viento. Un caracol de buen tamaño tiene siempre esta característica, pero algunos de esos caracoles la tienen más marcada y trabajando adecuadamente su cuerpo es posible producir una sonora trompeta, la cual, entre otras propiedades mágicas, permite propiciar la lluvia con la voz del viento. Lorenzo Ochoa también comentaba que durante todo el Clásico, en el Golfo, la representación del dios del viento no era antropomorfa; la “escultura” de esta deidad era el caracol cortado. Tal como hoy aparece el ehecacózcatl, el gran pendiente que cuelga en el pecho de Quetzalcóatl, así se veía la deidad.
Imagen: Izquierda: Son varios los géneros de caracoles que pueden asociarse con el ehecacózcatl o joyel del viento, entre los que están Strombus, Turbinella, Melongena, Pleuroploca, etc. La pieza de la imagen es de la cultura huasteca, en la zona del Golfo; era la imagen del viento, que después sería incorporada a los atavíos de Quetzalcóatl, en el estilo “internacional” del Posclásico. Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces. Derecha: Ehécatl-Quetzalcóatl tiene como pectoral el ehecacózcatl (caracol cortado). Códice Borbónico, p. 22. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Gabriel Espinosa Pineda. Doctor en antropología, investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Se ha dedicado fundamentalmente al estudio de la naturaleza en la cosmovisión prehispánica, así como a otros campos de la cosmovisión.
Espinosa Pineda, Gabriel, “Animales y símbolos del viento entre los nahuas”, Arqueología Mexicana, núm. 152, pp. 46-51.
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