El pasado prehispánico del sur de Zacatecas y sus vínculos con el Occidente de México

Laura Solar Valverde, Luis Octavio Martínez Méndez

El sur de Zacatecas constituye una extensión geográfica y cultural del Occidente de México. La sucesión de sierras y valles que caracteriza su paisaje corresponde a las estribaciones orientales de la Sierra Madre Occidental, una de las cordilleras más importantes del país. El clima y la vegetación, propicios ambos para el cultivo del maíz, permitieron el desarrollo de aldeas de agricultores sedentarios desde el inicio de nuestra era.

Algún tiempo después, hacia el siglo IV de nuestra era, la adopción de la práctica agrícola había alcanzado regiones más septentrionales, en el centro y poniente del actual estado de Zacatecas. Hacia el siglo VI los grupos humanos asentados en estas áreas alcanzaron un desarrollo urbano importante, lo que se aprecia en la construcción de los centros ceremoniales de Alta Vista y La Quemada, este último de dimensiones monumentales. Ambos asentamientos alcanzaron su apogeo entre los siglos VIII y X, y posteriormente sus sistemas sociopolíticos decayeron hasta recuperar el carácter aldeano y seminómada de antaño. Esto derivó en el abandono de aquellas ciudades (sede de instituciones cívicas y religiosas ya para entonces obsoletas), las cuales se encontraban en ruinas al momento del contacto.

En contraste, la ocupación humana en la parte suroccidental de Zacatecas mantuvo un desarrollo más estable a lo largo de la época prehispánica, en gran medida debido a sus vínculos estratégicos con las sociedades del Occidente. A ello se debe que los sitios principales de esta parte del estado experimentaron una ocupación más prolongada, y no fueron completamente abandonados sino como resultado de la conquista de la Nueva Galicia a partir de 1530.

En años recientes, proyectos de investigación arqueológica en los asentamientos prehispánicos del Cerro del Teúl, en el valle de Tlaltenango, y Cerro de las Ventanas, en el cañón de Juchipila, permiten reconstruir algunos de estos procesos.

El hallazgo accidental de una tumba de tiro y cámara en el Cerro del Teúl en 1954, documentada dos años después por el arqueólogo José Corona Núñez, permitía saber desde entonces que la distribución geográfica de esta tradición funeraria era más amplia de lo que se pensaba tradicionalmente. No obstante, la arqueología contemporánea tenía arraigada la idea de una circunscripción de los sepulcros de este tipo a los estados de Nayarit, Jalisco y Colima, de tal modo que el suceso pasó inadvertido. Investigaciones posteriores al norte del río Grande de Santiago, en el estado de Zacatecas, han registrado varias tumbas de tiro y cámara, así como el conjunto de artefactos característico de los ajuares funerarios de esa tradición, en los sitios de La Florida, Cerro del Teúl y La Rinconada, el primero en el valle de Valparaíso, el último en el cañón de Juchipila. Lo anterior confirma que esta región constituye la máxima dispersión nororiental de este rasgo cultural en los albores de nuestra era.

Tomado de Laura Solar Valverde, Luis Octavio Martínez Méndez, “El pasado prehispánico del sur de Zacatecas y sus vínculos con el Occidente de México”, Arqueología Mexicana, núm. 189, pp. 40-45.

Laura Solar Valverde. Arqueóloga por la ENAH. Desde 2009 es corresponsable de los proyectos de investigación arqueológica del INAH en el sur de Zacatecas. Cursa el doctorado en ciencias sociales en el Colegio de Michoacán como becaria del CONAHCYT.

Luis Octavio Martínez Méndez. Arqueólogo por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Desde 2014 es corresponsable de los proyectos arqueológicos del Cerro del Teúl y Cerro de las Ventanas del INAH, al frente del manejo y operación de ambas zonas arqueológicas.