Xavier Noguez y María Teresa Neaves Lezama
En esta nota se expone una hipótesis en torno a una posible orientación cardinal utilizada para expresar los mensajes del Teocalli. Por la importancia que reviste el monolito, esculpido en el tiempo del apogeo expansionista de los mexica-tenochcas, la organización gráfica debió de producirse en un ambiente de exitosa colaboración del trabajo de los tlamatinime (sabios e ideólogos) y los escultores (tetlapanque).
Leonardo López Luján, Davide Domenici
Única en su tipo, esta diminuta imagen tridimensional del dios mexica forma parte de un corpus escultórico tan interesante como reducido. Su estudio aporta valiosa información acerca del culto imperial y sobre la transferencia de objetos artísticos de las civilizaciones prehispánicas americanas a las potencias coloniales europeas.
Carlos Alberto Torreblanca Padilla
La Pirámide Votiva de La Quemada es la principal pirámide de este asentamiento por sus dimensiones y ubicación. En ella se encontraba la deidad más importante, cuya identidad se desconoce hasta la actualidad. El edificio era de un solo cuerpo, con una escalinata sumamente pronunciada por donde accedía un sacerdote para colocar ofrendas en la cima, mientras en la parte baja se realizaban las ceremonias.
Rubén B. Morante López
La zona conocida como Chichén Viejo fue explorada en 1895 por Edward Thompson, pero fue gracias a las excavaciones del INAH, dirigidas por Peter Schmidt a finales del siglo pasado, que se reconstruyeron las fachadas de los edificios donde se plasmaron los mensajes gráficos que aquí estudiamos.
Enrique Chacón Soria
En la actualidad de la Sierra Tarahumara existe un mito sobre seres gigantes que atacaban aldeas y comían niños. Ganóko, como le llaman los tarahumaras, también es conocido como “grandote” o “gigante”. Ganóko sigue vigente en el imaginario colectivo de los tarahumaras gracias a la tradición oral y a la eficacia simbólica del mito. Pero durante los primeros contactos con el cristianismo algo ocurrió que llevó a los tarahumaras a dibujar a Ganóko en las paredes de las cuevas.
Danièle Dehouve
La quiralidad no se encuentra solamente en el cuerpo humano, sino que es la base misma de la naturaleza. Unas de sus manifestaciones omnipresentes son las espirales y hélices. Si consideramos un círculo sencillo, concluimos que es aquiral (es decir, no quiral) y equivalente a cualquier otro. Pero todo cambia cuando es orientado. La espiral es una línea curva continua que puede girar en sentido horario (dextrógiro) o antihorario (levógiro).