Del pequeño grupo de códices prehispánicos, el Códice Laud es, quizá, uno de los que mayor perfección muestra tanto en el trazo como en el manejo de los colores.
Los datos arqueológicos y las fuentes etnohistóricas de los siglos XVI y XVII nos permiten establecer que las marismas de Escuinapa, Sinaloa, fueron una de las principales regiones productoras de sal en las épocas prehispánica y colonial, y que su explotación intensiva fue impulsada por el grupo en el poder por medio de un complejo entramado de mitos y rituales.
En el estado de Guerrero, si bien un león acompaña a la versión cristiana de San Marcos, transfigurándose en jaguares/tigre en algunas formas de la iconografía religiosa indígena, el propio felino se presenta en forma independiente en eventos gladiatorio/propiciatorios que, sobre todo en la Montaña baja, reciben el nombre de “pelea”o “porrazo” del tigre.