En la cima del sitio vivió la gente poderosa y se realizaron actividades públicas y ceremoniales, mientras que las terrazas fueron ocupadas por gente de menor estatus.
La importancia de este monumento prehispánico radica, entre otros aspectos, en que constituye el primer bien repatriado a México desde Francia, sin mediación judicial.
La exhibición, rompe con los esquemas de una exposición estrictamente arqueológica, para proponer una muestra cultural de lo que son los mixtecos y su complejidad.
La organización del trabajo comunal llevó a construir grandes edificios para beneplácito de las deidades, igual que amplias viviendas para quienes gobernaban.